TOLUCA.— El impulso demoniaco basta y sobra. Los Diablos Rojos aún dominan la escena en la Liga, aunque ya no como líderes únicos —pese a ganar con autoridad—. El 2-0 en el estadio Nemesio Díez sobre La Pandilla del Monterrey permitió al Toluca compartir la cima general con Cruz Azul, aunque un gradito abajo de los maquinistas, por un gol de diferencia.
La fragilidad norteña se prestaba para que los pingos del Estado de México se despacharan con la cuchara grande. Y aunque nunca estuvo en riesgo el éxito choricero, el cuadro de José Saturnino Cardozo se quedó corto en su esfuerzo para conservar el sitio de privilegio con el que comenzó la cuarta fecha del Torneo Clausura 2014.
Desde muy temprano en el encuentro, el conjunto anfitrión tomó ventaja. Lo hizo cuando el reloj señalaba 2 minutos. En el cobro de un tiro de esquina por la punta derecha, Antonio Naelson Sinha puso a viajar el esférico, éste aterrizó en segundo poste, donde Édgar Benítez recentró con la cabeza. También de testa la prolongó Aarón Galindo y el tercer cabezazo, sin respuesta fue obra de Paulo da Silva, quien aniquiló así a Jonathan Orozco.
La historia pintaba para una paliza, porque el equipo rojo se hizo del balón, de los espacios y de las oportunidades. Muy rápido, el veloz Isaac Brizuela disparó contra la puerta y el esférico apenas abandonó la meta a la izquierda del arquero. Una más la intentó El Pájaro Benítez, de frente a la meta, sólo que Chema Basanta se cruzó a tiempo para salvar a su Pandilla.
Sin capacidad de respuesta, el esfuerzo del Monterrey apenas sirvió para evitar más goles contra su meta. La media cancha nunca se encontró y el ataque simplemente no existió. Ni siquiera el ajuste, al ingresar Omar Arellano por Ricardo Osorio cambió la situación. El 1-0 era demasiado poco frente a la diferencia futbolística presente en la otrora Bombonera.
En el complemento, El Profe José Guadalupe Cruz agregó al Chelito César Delgado por Othoniel Arce. Pero el argentino fue un triste fantasma en la cancha. Imposible transformar a una Pandilla que se dio por vencida desde el mismísimo arranque de la contienda.
El Toluca insistió por todos los medios, con tal de liquidar a su oponente. El veloz Conejito Brizuela sacudió el travesaño y sus compañeros también lo intentaron. De un lado a otro se movió el balón en pos de más. Un demonio insaciable que estaba decidido a resolver la contienda sin permitir ninguna reacción de los norteños.
Hasta que, sobre la agonía, el Toluca concretó su cometido. Cardozo incluyó al charrúa Juan Manuel Salgueiro y éste, al 80’, debutó con el pie derecho.
El Conejito se hizo del balón por la banda derecha y centró. Sobre la marcha, Salgueiro conectó de pierna derecha y superó a Orozco, quien se tiró a su izquierda. Inútil esfuerzo del arquero, quien ayer fue de lo poco rescatable en una Pandilla sin alma y que la próxima semana tendrá que revertir la situación, cuando dispute el siempre esperado clásico regio contra los Tigres, en un desabrido duelo entre los dos equipos de Monterrey, que en esta fecha mordieron el polvo. El Toluca es todo lo contrario. Un genuino demonio.