Antes de perder la batalla contra el cáncer, José Antonio Reinoso narró su agonía. Utilizó un blog para señalar cada una de las sensaciones que le implicaba cada capítulo de esa guerra contra la devastadora enfermedad, que terminó por quitarle la vida, el viernes pasado.

A partir del diagnóstico médico contó su lucha: “‘Jóse, lamento decirte que el cáncer regresó, y esta vez, te comió el riñón e hizo metástasis’. Frío y crudo mensaje recibí del doctor. Me encontraba aún con anestesia por la revisión que me hizo en quirófano donde detectó el drama”, rememoró.

Por momentos, desesperación, en otras, resignación, pero el hijo de Carlos Reinoso, símbolo del americanismo, nunca dejó de explicar su sufrimiento. Quiso ser un ejemplo en la lucha contra el cáncer.

“No ha sido fácil. De hecho ha sido muy doloroso, física y espiritualmente. Este día, mi amigo el cáncer me ha recordado su furia. El dolor físico se vuelve letal, te vulnera casi de inmediato el alma, el espíritu, el ánimo y la esperanza”, escribió el ex futbolista de León en un entrada de su sitio Dreamryche (http://www.dreamryche.blogspot.mx/).

El tratamiento que se sigue en los casos de cáncer es la quimioterapia. José Antonio Reinoso afirmó que “es la peor experiencia de vida a la que me he visto sometido y a la que debo seguir sometiéndome durante mucho tiempo más”.

“Quienes han estado con quimioterapia entienden muy bien a lo que me refiero. Como comparto cada vez que puedo exponer mi caso a las empresas o grupos de jóvenes que me lo piden: ‘Con el cáncer para vivir debes morir a través de la quimioterapia’”, añadió.

El dolor le resultaba incesante. Mas el hijo del ex creativo del América se aferraba a la vida. No cedió espacio para que la depresión lo inundara, pese a que su mal, ya tenía la etiqueta de incurable, de acuerdo con los médicos que lo atendían.

“Vale la pena vivir, vale la pena intentarlo una y otra vez. Mi doctor me ha advertido que mi caso no tiene ya cura, nuestro objetivo es el de controlar la enfermedad”, recordaba en sus textos.

Reinoso nunca le pudo encontrar explicación sobre las razones para padecer ese mal. Sin embargo, prefirió batallar sin pensar en rencores o enfadarse con su destino.

“Esta es la vida. No existen culpas ni culpables, soy un ser humano tan normal y común como la gran mayoría. Nunca he fumado [ni fumaré], nunca he estado expuesto a solventes químicos [mi actividad profesional siempre ha estado alrededor del deporte], y aún así, tengo cáncer. Por eso creo y estoy convencido que no debe haber rencores, ni pesares”, explicó.

Antes de perder la batalla, José Antonio dejó un gran testimonio: “A esa enfermedad se le pelea con la misma rudeza con la que te trata de quitar la vida”.

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