La misión está cumplida.

México consiguió su pase al Mundial Sub-20 de Nueva Zelanda al ganar el torneo de la Concacaf celebrado en Jamaica, lo que para el técnico Sergio Almaguer, es una nueva oportunidad, un nuevo chance para sacarse “la espinita” que quedó clavada desde la Copa del Mundo de Turquía en 2013.

“Sí, claro que traigo la espinita clavada, y muy profunda”, confiesa el técnico, “pero no tanto por mí, sino por el desarrollo de los muchachos que jugaban en ese momento”.

Fue el 3 de julio de 2013 en Estambul, los octavos de final del torneo enfrentaban a España contra México. “Esa era una generación muy buena... Estaba para ser campeona del mundo”, confiesa Almaguer, echando a andar los recuerdos.

Apenas al minuto dos de juego, Ponchito González anotó para el Tri. “Les hicimos el gol y los controlamos durante gran parte del partido”.

Pero en algún momento “reculamos a la zona 1 [la defensa], con la idea de desdoblarnos y nos dio resultado por momentos, pero no concretamos. Hubo un balón al poste, el portero de ellos paró todo y nosotros fallamos todo. Un gol y no se levantan”, rememora.

Mas el destino jugó una mala pasada. “Vino un tiro de esquina, no marcamos bien y le desviaron la pelota a Richard [Sánchez]”. El tiempo pasaba, el Tri se preparaba para “los tiempos extra y nos cayó ese gol [de la hoy gran realidad del Real Madrid, Jesé]”.

Ahí acabó todo.

Pero la vida da revanchas y por eso, Sergio Almaguer regresa por una nueva oportunidad.

“Hay que terminar lo que iniciamos en Turquía, esta es la oportunidad. Este grupo de jugadores ha tenido una gran preparación física, mental y de mucho futbol. Esta es una muestra de que con trabajo a tope, se pueden dar los resultados”.

El Tri Sub-20 realizó una eliminatoria casi perfecta. Inició goleando 9-1 a Cuba, venció a Canadá 2-0, a Honduras 3-0 y a El Salvador por 3-1, para conseguir el boleto a la Copa del Mundo. Después empató con Haití a un gol y en la final venció a Panamá en penaltis, después de igualar en tiempo regular también a una anotación.

No fue un torneo sencillo para los mexicanos. “No hay rival fácil ni pequeño —reflexiona Almaguer—. Hay muchas cosas que tuvimos que superar, y no hablo sólo de la eliminatoria, sino de la preparación anterior. Los muchachos fueron muy profesionales, no los hemos tenido que arriar. Saben cuál es el momento para pasear, para cotorrear, pero también para ponernos serios y trabajar”.

—¿Por qué se sufrió más en la eliminatoria?

“La complicación más grande fue la complacencia arbitral. Este tipo de rival siempre va al choque, al empujón, y la verdad es que mis respetos a los muchachos, aguantaron de todo, cachetadas, coscorrones, patadas, bueno, hasta que te escupan. Los balones divididos siempre iban para el rival y todo con la complacencia del árbitro”.

Almaguer agrega: “No digo que los silbantes estén en nuestra contra, simplemente eso fue lo que sucedió, eso fue lo que nos costó trabajo, pero ante eso, también salimos avante”.

Piojo presente . El técnico nacional, Miguel Herrera, fue a presenciar el juego ante El Salvador, el de la calificación. “No me he cansado de agradecerle que estuviera aquí. Para los jugadores fue significativo ver a Miguel y más que nada, oírlo. Desayunó, comió, estuvo en la charla técnica antes del juego, estuvo en el rezo, festejó con nosotros. En verdad me asombró su humildad y su trabajo, conoce el nombre de casi todos los jugadores y eso dejaba orgullosos a los chicos. Es importantísimo que el técnico de la Selección mayor se dé tiempo para esto, que los observe, porque los motiva mucho”.

—¿Sergio, a estos muchachos se les puede ahora pedir que sean campeones del mundo?

“Mira, falta tiempo y trabajo. Hay mucho por hacer, pero podemos ilusionarnos, ¿por qué no?”.

Así, Sergio Almaguer disfruta su momento. Está en los cuernos de la luna, y más porque la vida, el destino, le ha dado una nueva oportunidad.

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