Invierno de la temporada de 2003. El pateador canadiense Mike Vanderjagt camina con la perfección. No ha fallado ningún gol de campo con los Colts de Indianapolis y así terminará para ser el primero en la historia de la NFL en conseguirlo.
En aquella época, Roberto de nueve años de edad, camina por las calles de Macotte, ciudad al centro de Florida con la playera del Club León. El hijo mayor de los Aguayo suda la camiseta como lo hace su familia paterna en los campos de tierra de Capellanía de Loera, pueblo ubicado al sur de la ciudad más grande de Guanajuato.
Más de una década después, Roberto Aguayo comienza a vivir su primavera en la NFL con los Buccaneers de Tampa Bay, quienes lo seleccionaron en segunda ronda. Algo no habitual en el Draft para un peteador. Mike Nugent tomado en 2005, fue el más reciente en vivir una experiencia similar a la que tuvo el ex Seminol en abril pasado.
Aguayo de origen mexicano, no sólo quiere situarse a la par de los logros de Vanderjagt. Quiere superarlo con el plus de ser un líder del equipo como lo fue en su etapa universitaria con Florida State, con los que conquistó el campeonato nacional en 2013.
“Vanderjagt fue grandioso en la NFL. Me gustaría terminar una temporada sin fallar un solo gol de campo, pero me gustaría ser un líder dentro del equipo y ser un modelo para mi comunidad”, declaró Aguayo para EL UNIVERSAL.
Para que Roberto fuera tomado temprano en el Draft, influyó la opinión del quarterback Jameis Winston, quien jugó con él en los Seminols y también que existía un interés de los Steelers de Pittsburgh.
“Jameis habló con los gerentes de los Buccaneers y les dijo que yo era el mejor pateador que había visto, que podían tener confianza en mí para los momentos importantes”.
Y no sólo Winston juzga de esa forma al mexicano. En Estados Unidos es conocido como Mr. Perfection . Terminó su etapa colegial con el 88 por ciento de efectividad.
“Para mí no hay presión. No tuve presión cuando terminé casi sin fallar en 2013 y tampoco existe presión en mí por saber lo que representa que haya sido tomado en las primeras rondas. Pasó lo que yo quería, por lo que yo entrené desde la preparatoria. En el Draft se reflejó todo el entrenamiento que hice desde chico y los números que hice sobre todo en colegial están ahí”.
En la temporada del más reciente campeonato de los Seminols, Aguayo recibió el premio Lou Groza, que se otorga al mejor pateador del sistema NCAA y fue por acertar 21 de los 22 goles de campo que intentó y convertir 94 puntos extras.
“Todo lo que viví en Florida State fue positivo. Fueron tres años muy buenos en los que yo pertenecí a una familia que defendí con toda mi capacidad, lo mismo que ahora con los Buccanners, son mi familia”.
Seleccionado en la posición 59 global, trajo beneficios para el mexicano que consiguió un contrato por cuatro años a cambio de cuatro millones de dólares. Con la misma firmeza con la que ejecuta las patadas, mantiene los pies en el piso.
“No quiero ser uno de esos jugadores que pierden su dinero en los primeros tres años. Yo he crecido de una manera muy humilde y mis papás me enseñaron a ser responsable, no tengo necesidad de gastarme el dinero en lo primero que se me cruce. Yo he contratado a una persona para que crezca mis finanzas. Necesito que lo mueva y lo salve porque al final es mi futuro y quiero que cuando forme una familia, mis hijos y los hijos de mis hijos tengan una estabilidad económica”.
Hasta antes de la entrevista, que fue realizada cuando Roberto estaba en los campos de entrenamientos de novatos, el pateador no había gastado ni un sólo dólar del dinero que obtuvo por firmar, pero reveló una camioneta pick up, será lo primero que se comprará, pues es un sueño que tiene desde niño.
Orgulloso de sus raíces mexicanas, Roberto ahora se encargará de dotar de indumentaria de los Buccaneers a su familia guanajuatense, como lo hizo cuando formó parte de los Seminols.
“Cuando mi papá iba a su pueblo me traía una playera del León, ahora yo quiero darles prendas de Tampa Bay para estar en comunión”.