Estados Unidos no sólo ganó su sexta Copa Oro anoche. También le dio una lección a México de cómo gestionar a su selección nacional.
Con sufrimiento incluido, el actual monarca encontró el camino del triunfo (2-1) hasta el 88’, gracias a un disparo inclemente.
Juan Carlos Osorio, técnico del Tri, no tuvo el respaldo de los clubes de la Liga MX y las negociaciones para incorporar hasta seis refuerzos en la segunda ronda —por parte de Decio de María y Guillermo Cantú, presidente de la Federación Mexicana de Futbol y secretario general, respectivamente— fracasaron. Argumentaron buena planeación, pero que los equipos no cedieron.
Mas Bruce Arena, seleccionador del cuadro norteamericano, pudo llevar a varios pilares para la Copa. Aprovechó las bondades del reglamento y, a partir de los cuartos de final, se convirtió en el máximo candidato al título.
Una de las incorporaciones abrió la gloriosa puerta del campeonato: Jozy Altidore. El delantero cobró de forma magistral un tiro libre. Su impacto provocó que el balón hiciera una curva, pegó en el travesaño y se anidó en la portería (45’).
Los caribeños fueron muy incómodos en todo el torneo. Corrieron y se entregaron para suplir sus limitaciones, que eran muchas. Su mediocampo nunca existió y todo lo crearon con latigazos. El tanto del empate lo lograron en el primer tiro a portería que ejecutaron.
En un balón pasado, Je-Vaughn Watson remató para vulnerar el arco de Estados Unidos (50’).
Los locales enloquecieron. Se fueron al frente con todo su ímpetu, pero encontraron la portería cerrada la mayor parte del tiempo. El reloj avanzó lo suficiente para romper la estabilidad del cuadro de las barras y las estrellas, que trataba de obtener la diana del triunfo con empujones y remates atropellados al por mayor. Era un caos.
Pero en una jugada, cuando el partido comenzaba con su amenaza de quedarse empatado con una guía segura hacia los tiempos extra, Jordan Morris se encontró cerca del borde del área para cambiar completamente la historia.
Tomó el balón y lo mandó casi al ángulo de la portería caribeña. La fanaticada en el estadio de los 49ers de San Francisco enloqueció y brincó, más por alivio que por una situación de alegría.
El ultrafavorito Estados Unidos logró, calvario previo, su sexto trofeo de la Copa Oro.
Con todo y sus bemoles, la gestión fue exitosa. Se sentó de nuevo en el trono de la Concacaf. Supo cómo lograr el título aprovechando las bondades del reglamento.
Mientras, México se encuentra en casa, se murió pronto y ni siquiera pudo acudir a la cita con su máximo adversario de la zona en el duelo decisivo del certamen más importante de la Concacaf.
La US Soccer le dio una lección a su par tricolor de cómo hacer las cosas. Ya es el mejor de la Concacaf, que abre sus bolsillos porque hay opción a un nuevo repechaje con México para el pase a la Copa Confederaciones. Claro, si se juega.
Lo único negativo: se escuchó el grito “¡Eeeh puto!” sin que el Tri estuviera involucrado.