Las grandes historias también tienen un final. Sin embargo, en el mundo del boxeo los protagonistas del ring en la mayoría de los casos extienden los guiones sin darse cuenta que el tiempo ya cobró factura.

El dinero, la fama y la postergación de la gloria deportiva son elementos que hacen del retiro el rival más complicado para cualquier boxeador profesional.

Ricardo Finito López (51-0-1, 38 KO), histórico del pugilismo mexicano comenta su experiencia al colgar los guantes.

“Yo ya me quería retirar, pero Don King [promotor] siempre me ofrecía más dinero, obviamente esto redituaba en mi economía, hasta que me di cuenta que no quería ser el más rico del hospital siquiátrico ni del panteón”.

López menciona que “uno no se retira del boxeo, es el tiempo el que te marca el retiro”. El morelense, quien nunca perdió una pelea profesional, relata que “al pasar del tiempo, dígase lo que se diga, siempre rebasando los 30 o 35 años de edad, el peleador disminuye paulatinamente.

Cuando son maduros, enfrentarse a los jóvenes pone en riesgo su vida.

“Mi última pelea la realicé con 36 años de edad contra un chamaquito de 25 (Zolani Petelo). Gané, pero me costó mucho trabajo, me di cuenta que mis piernas, mi velocidad no era la misma, por lo que en ese momento me quedó claro que era mi adiós en el boxeo”.

El legendario peleador manifiesta que la idea del retiro es una decisión que se debe de ir pensando con anticipación, siempre tomando en cuenta que el ciclo de campeón del mundo tarde o temprano tendrá un imperdonable final.

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