GUADALAJARA.— Se trataba de una oportunidad inmejorable de dar un paso firme rumbo a la Liguilla, frente al único equipo del futbol mexicano que no había ganado una sola vez. Por eso, se lamentan más. Los jugadores del Querétaro abandonan la cancha del estadio Jalisco con el peso de la derrota sobre sus hombros. Aunque se mantiene en zona de calificación, el 3-1 frente al Atlas ha resultado doloroso para los visitantes.

El arranque del partido es difícil para Gallos Blancos. El equipo de Ignacio Ambriz se encuentra con un gran problema: no tiene la pelota. Y en el futbol, para generar, primero hay que poseer la redonda. Sin ella, lo único que queda es verla pasar e intentar que no llegue al arco propio.

Con ese complicado panorama para la visita, el cuadro local descubre en el terreno de juego que el impulso anímico que le da el haber llegado a la Final de la Copa MX, es suficiente para dar un poco más de lo habitual en la Liga, donde después de 14 jornadas es el único equipo que no ha conseguido una sola victoria.

Aunque el Atlas establece el ritmo, le falta claridad. Sólo una jugada de vértigo es capaz de cambiar todo. La descolgada por derecha es de Flavio Santos. El centro raso es para Edson Rivera. Gran gesto de técnica: en el mismo movimiento para recibir, prepara la media vuelta, que ejecuta con precisión para rematar con pierna izquierda.

El disparo de Rivera encuentra las redes. Entra pegado al poste. Golazo. La afición rojinegra celebra al minuto 18. La esperanza de conseguir por fin una victoria en el certamen está más viva que nunca.

Para Querétaro, el golpe es duro. El equipo tiene dificultades en el último tercio del terreno de juego. Le cuesta dar claridad a los avances, unas veces por el buen accionar de los defensas rivales y otras, la mayoría, por deficiencias de su propio medio campo y ataque. Cuando un equipo encuentra tales obstáculos, el balón parado se vuelve una alternativa importe.

Los Gallos Blancos la explotan. El tiro de esquina viaja al corazón del área. Yasser Corona se levanta para conectar sólido de cabeza. La pelota golpea el travesaño y enseguida el poste. Increíble. El rebote todavía le queda nuevamente al futbolista queretano. Un nuevo testarazo que Miguel Pinto ataja y finalmente, Omar Bravo aleja el peligro, al 28’.

Y aunque parece que la jugada ha terminado, no es así. La confusión se desata. El juez de línea número uno, Héctor Manuel Delgadillo, corre hacia el centro del campo. Asegura que vio el esférico cruzar la línea. Los jugadores de Querétaro celebran. Se abrazan. Los de Atlas, corren hacia el árbitro para reclamar, energúmenos.

Hay gritos. Manoteos. Los visitantes, mientras tanto, continúan con su celebración, que resulta más efímera de lo imaginado. El silbante Fernando Guerrero pone orden. Anula la jugada. La esférica no ha rebasado la línea. Por tanto, no hay gol. Atlas mantiene su ventaja.

Esto pega en el ánimo de unos Gallos que ya no pudieron reponerse y al final, La Barra 51 canta en tono burlón: “¿Contra quién jugamos, con Jaguares o con Gallos?”.

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