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Llega el minuto 43 del partido entre Pumas y América y con él un conteo: “1, 2, 3... 43... ¡Justicia, justicia, justicia”, grita una parte de la tribuna en el estadio Olímpico de Ciudad Universitaria que, como lo hizo el domingo, visten playeras negras y cuyas letras blancas, al unirse los diversos fanáticos, conforman la frase: “Justicia Ayotzinapa 43”.

Entre ellos aparece una manta que reza “#TodosSomosCompas...”. Y de la tribuna de enfrente, donde están los altos dirigentes de la UNAM, surge otra manta que dice: “43+11”.

La solidaridad es absoluta. Se hacen sentir con autoridad en las tribunas y en todos los rincones del estadio Olímpico.

Es un lugar destinado para la diversión y el entretenimiento, pero está lleno de consignas políticas, protestas y demandas. Así se vive el futbol en la Liguilla mexicana.

Operativo exitoso

No, no es nada novedoso. Mas al tratarse del choque Pumas-América, en el estadio Olímpico Universitario y en horario nocturno, las condiciones de riesgo aumentan de manera considerable.

Para empezar, desde las 18:00 horas se mueve lentamente una tanqueta blindada de fuerza de tarea. No parece destinada a arrojar chorros de agua, pero vaya que intimida. El operativo, en sí, es impresionante, tal como se preveía, hoy más que nunca.

La muchedumbre tiene que moverse entre múltiples cinturones de seguridad, controlados por diversos grupos de granaderos, dedicados a diversas tareas. Unos escoltan a las porras visitantes, otros los esperan en los accesos destinados para ellos. Ahí no pasa alguien que no vista de amarillo. Las indicaciones son muy precisas.

El arribo de los grupos de animación de las Águilas del América mantiene atentos y con los pelos de punta a quienes están a cargo del operativo. En microbuses son repartidos en uno de los estacionamientos del inmueble auriazul y son desalojados poco a poco.

Uno de ellos, con rastas y gorra, muestra un trapo desgarrado con el número 43, en solidaridad con Ayotzinapa. Poco antes de su llegada, los vehículos blindados en que llegan los jugadores del América son ingresados con la mayor discreción posible y con acciones previamente determinadas.

Por eso, como parte del operativo, se confirma que los americanistas ni siquiera harán declaraciones al término del partido. Ni siquiera el ‘Turco’ Antonio Mohamed, director técnico azulcrema.

Se producen algunas detenciones de revendedores, que son remitidos de inmediato al Ministerio Público. Los encargados de la seguridad esta vez no dejan pasar un sólo detalle. Nada.

Ya en el inmueble, el aparato de seguridad custodia cada zona y mantiene aislados a los fanáticos americanistas, atrás de una de las porterías, con poca visibilidad y muy apartados de cualquier acercamiento con los demás fanáticos, mediante diversos cinturones de granaderos estratégicamente instalados para evitar cualquier tipo de enfrentamientos.

Previo al inicio de la contienda, hay fallas en la música durante la ceremonia de los protocolos, mas una vez que arranca, definitivamente las emociones estallan en Ciudad Universitaria.

“El Puma no tiene mujeeer, el Puma no tiene mariiido, pero tiene un hijo pu... que viste de amarillo”, gritan a todo pulmón una y otra vez.

Las bombas de humo, procedentes de la tribuna del pebetero, son inevitables.

Pero el asunto no pasa a mayores en Ciudad Universitaria.

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