Mónaco.— Aunque es nuevo en su empleo, Sebastian Coe ha aprendido ya que no vale la pena librar algunas batallas, sobre todo en momentos en que trata de sacar de una crisis a una prominente organización deportiva.

El presidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF) anunció que renunció a su puesto de asesor de Nike Inc, una relación que databa de los años en que era un mediofondista estelar.

La relación se convirtió en un lastre para Coe desde agosto, cuando fue elegido presidente de la IAAF y surgieron acusaciones de que pondría los intereses de la gigante de los artículos deportivos por encima de los del atletismo.

Coe anunció que renunciaría a su empleo porque las discusiones sobre el tema podrían distraerlo de su misión primordial: salvar al atletismo de una crisis de credibilidad a raíz del escándalo de dopaje extendido en Rusia.

“El nivel actual de ruido sobre este papel de embajador no es bueno para la IAAF ni para Nike. Francamente, es una distracción durante las jornadas de 18 horas que nuestro equipo y yo laboramos para enderezar el barco”.

Hay crisis con las que Coe deberá lidiar todavía.

Rusia, una potencia del atletismo, está suspendida de las competencias internacionales, incluidos los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, por permitir un dopaje amplio y sistemático.

Fiscales franceses investigan acusaciones de que el ex presidente de la IAAF, Lamine Diack y otros integrantes del organismo participaron en actos de corrupción y lavado de dinero. AP

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