Pequeño y poderoso abanico, fiel muestra de la “realidad paralela” que suele vivir el balompié mexicano, más allá de lo sugerido en los estatutos de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA).

Parte del folclor que caracteriza a la hoy denominada Liga MX desde hace décadas, la multipropiedad vive un boom: 30% del total de los equipos que militan en Primera División y Liga de Ascenso (10 de 33) pertenece a cuatro empresas o familias.

Emilio Azcárraga Jean, presidente del Consejo de Administración de Grupo Televisa (América y Necaxa), así como Ricardo Salinas Pliego, presidente y director general de Grupo Salinas (Morelia, Chiapas y Neza), ya tienen competencia con Jesús Martínez y Carlos Slim, hombres fuertes de los Grupos Pachuca y Carso (Tuzos, León y Estudiantes), además de los hermanos Jesús y Carlos López Chargoy, dirigentes del Puebla y el San Luis, respectivamente.

Decio de María, titular de la Liga, adelantó que esta situación será analizada en febrero, dentro de la próxima Asamblea de Dueños, pero Emilio Maurer, ex presidente de la Primera División y otrora propietario de los Camoteros, considera que la irrupción del empresario Carlos Slim es benéfica, a pesar de que “no es sano” que dos o más clubes pertenezcan a la misma persona.

“La única manera de competir fuertemente a la multipropiedad fue con otra multipropiedad, que es tan o más fuerte que Televisa y TV Azteca, porque no cualquiera lo hace”, analiza Maurer, entrevistado vía telefónica. “En el futbol mexicano, un dueño solito, que no sea de una empresa muy fuerte, no puede sostenerlo. Se necesita una empresa muy grande”.

“Los equipos débiles, que no tienen detrás a una empresa fuerte, no tienen futuro, más que ser comparsa, porque no tienen potencia económica. Lo ideal sería que fuera un dueño por equipo y empresas fuertes...”.

Teoría parcialmente compartida por José Antonio García, presidente ejecutivo del Atlante.

“No es muy sano para el futbol mexicano”, sentencia. “[Grupo] Pegaso en alguna época los tuvo y los vendió, a Jaguares y a Veracruz... Siempre se ha mantenido con el Atlante”.

“Es lo lógico [un dueño por conjunto], y puedes tener una o dos filiales, pero siempre y cuando sea eso, no tres de la misma División”.

De los cuatro casos, sólo la familia López Chargoy posee clubes en el mismo circuito. Hace un mes, Jesús tomó el control de La Franja, después de que Ricardo Henaine se declarara en bancarrota; dos semanas antes, su hermano Carlos adquirió a los Reales. Ambos aseguran que los equipos se manejarán de forma independiente, con lo que se apegarían a lo solicitado en el estatuto 18 de la FIFA.

“El miembro deberá garantizar que ninguna persona física o jurídica [compañías y sus filiales incluidas] controla más de un club, si esto crea el riesgo de atentar contra la integridad del juego o de una competición”, se lee en la regla.

Maurer considera que el Puebla y el San Luis “si no son hermanos, vamos a decirle primos”.

Una de las cuatro gruesas varillas del pequeño y poderoso abanico que hoy manda en el futbol mexicano.

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