NUEVA YORK .— La gente aglomera las aceras en las principales avenidas de Nueva York. Los peatones están cubiertos con chamarras y abrigos aunque ayer no fue un día de nevada en la Gran Manzana.

A menos de una semana de que se lleve a cabo el Super Bowl XLVIII, el pronóstico del próximo domingo anticipa que el termómetro podría llegar a marcar hasta -2°C en el MetLife Stadium, en East Rutherford, Nueva Jersey.

También podría ser que el partido entre Denver y Seattle se dispute con una pequeña precipitación de aguanieve. La buena nueva es que la posibilidad de una severa nevada disminuye.

Jeff Smith, meteorólogo de una cadena de televisión local, considera que para el fin de semana la temperatura estará dentro de la “normalidad”, por lo que se espera que no haya tormenta de nieve.

“Esperamos que el clima mejore para el día del partido y que el termómetro esté en el rango de lo normal [entre -1 y 2 °C]”, opinó Smith.

Si las predicción es correctas, después de tantas cosas que se han dicho sobre el clima, el juego se realizará sin contingencia.

Sin importar las condiciones, el coach de los Broncos, John Fox, está convencido de que su equipo debe mostrar su calidad.

“Creo que para ser un equipo de campeonato, tememos que ser a prueba del clima”, comentó Fox. “Creo que nuestro equipo jugó bajo todo tipo de condiciones esta temporada. Estoy satisfecho de la forma en la que hemos respondido y esto es parte del juego. Tengo una forma de pensar muy tradicionalista. El clima frío ha sido parte de la Liga y de muchos juegos de campeonato en su historia”.

Muchos esperaban que este sea el Super Bowl más frío de la historia.

Algo que aún es posible. El récord lo posee el Super Bowl VI, realizado en 1971 en el Tulane Stadium de Nueva Orleans, cuando los Vaqueros de Dallas derrotaron 24-3 a los Delfines de Miami en un partido que se jugó a 3.8 °C.

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