Mientras se convertía en el piloto de Fórmula Uno más dominante de su generación, Sebastian Vettel cultivó una imagen pulcra y alegre.
Pero después de su victoria el domingo en el Gran Premio de Malasia, surgió un aspecto más complicado del alemán: un piloto despiadado y malicioso, que hace lo que sea para ganar una carrera y buscar su cuarto título mundial consecutivo.
El germano de 25 años desobedeció las órdenes del equipo Red Bull y superó a su compañero Mark Webber cuando faltaban 10 vueltas para llevarse el triunfo. La movida provocó la furia del australiano, y provocó dudas sobre quién lleva las riendas en la escudería austríaca.
"Creo que dañó su reputación", comentó Jackie Stewart, un tricampeón mundial de la F1. "Fue un desafortunado error de juicio de Sebastian, y lo perseguirá por algún tiempo. Ahora habrá una sensación de que quizás no sea tan estable como pensábamos".
Desde que ganó su primera carrera en 2008 con Toro Rosso, Vettel demostró ser uno de los pilotos más emocionantes de la serie, y fue bautizado como el heredero de su compatriota Michael Schumacher.
Vettel se convirtió el año pasado en el primer piloto que conquista tres campeonatos mundiales en fila desde que Schumacher ganó cinco al hilo en 2000-04. El único otro piloto con al menos tres campeonatos fue el argentino Juan Manuel Fangio de 1954-57.
Al mismo tiempo, Vettel presentó una imagen que era casi aburrida para el automovilismo. En vez de pasearse con novias modelos, tatuajes o andar en discotecas, el alemán exhibía una personalidad modesta. En la página de Red Bull, hablaba sobre la comida de su madre y que hay cosas más importantes que "la cuenta de banco".
En la pista, era agresivo pero rara vez descuidado.
El año pasado superó la adversidad, al terminar un puesto detrás de Fernando Alonso en Abu Dabi, a pesar de arrancar en los pits debido a un castigo en la clasificación, con lo que conservó su ventaja en el campeonato.
Pero Vettel también dio señas de impaciencia, especialmente en 2010 cuando Webber lo aventajaba en una carrera y el alemán lo chocó al tratar de rebasarlo. Muchos lo perdonaron por ese incidente en Turquía, que achacaron principalmente a su juventud.
Sin embargo, el más reciente incidente desató una tormenta de críticas en las que el germano es presentado por primera vez como el malo de la película. La prensa británica ha sido especialmente dura, al llamarlo presumido, egoísta y hasta inmoral. Algunos fanáticos piden que sea castigado.
Vettel no ha respondido más allá de la disculpa que emitió minutos después de la victoria, y el equipo parece respaldar a su estrella.
El director de Red Bull, Christian Horner, no lo defendió, pero trató de restarle importancia a la polémica.
"Obviamente lo que hizo no está bien. El lo acepta", dijo Horner. "Dijo que si podría darle marcha atrás al reloj, no lo haría de nuevo. Así es. Tenemos que pasar la página, no es la primera vez que pasa esto".