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En el cuadrilátero se convirtieron en leyendas, personajes míticos capaces de los más aventurados lanzamientos. Multitudes corearon sus nombres y su fama se extiendió incluso, más allá de las fronteras.
Pero, ¿qué pasó cuando el retiro fue inminente, cuando las lesiones obligaron a los luchadores a despedirse definitivamente del pancracio?
“Es muy importante prepararse. En mi caso, mis padres me permitieron dedicarme a la lucha libre, siempre y cuando terminara una carrera universitaria. Así lo hice, cumplí mi promesa y me titulé como odontólogo”, comentó Villano V, quien también se desempeña como acupunturista.
Desde el 15 de marzo de 1977, año en el que debutó, Raymundo Mendoza (su nombre de pila) tuvo bien claro que su carrera como luchador tenía una fecha de caducidad. Por ello, se dio a la tarea de prepararse para no terminar en el desamparo, como algunos de sus compañeros.
“Los luchadores somos como utensilios, nos usan y nos desechan. Hay muchos que fueron estrellas y ahora apenas tienen para comer. Antes se vivía bien de la lucha libre, ahora ya no”, dijo tajante Mendoza, quien junto con sus hermanos, los Villanos, ha formado una asociación civil para favorecer a los peleadores.
La especialidad, añade, ha decaído mucho en los últimos años. “Se convirtió en una competencia de acrobacias, a ver quién vuela más y las bases ya se han perdido, anteriormente las arenas estaban saturadas, hoy, ya no es así”.
Súper Astro, uno de los principales impulsores de la lucha aérea, está actualmente al frente de ‘Los campeones’, una tortería que todos los días atiende a decenas de personas.
“Muchos pensamos que nunca vamos a envejecer, que todo el tiempo va a ser lo mismo , que vamos a seguir ganando dinero; no es así, la lucha no es para toda la vida. Hay compañeros que no tienen ni para mantenerse, porque se gastaron el dinero o lo despilfarraron”, añadió.
Aunque ya no es un luchador activo, Súper Astro aún recibe las muestras de cariño de la gente que consume en su tortería. “Tenemos mucha gente que viene a saludarnos y que le gusta ver a los luchadores trabajando. Al público le agradecemos que se acuerde de nosotros y que aún nos pidan autógrafos o fotografías. Realmente todos, los peleadores y aficionados somos una gran familia”, comentó.
Los peleadores que aún se encuentran activos, han comenzado ya a tomar precauciones por si el retiro les llega de sorpresa.
Por ejemplo Máximo, un luchador aún joven que pertenece al Consejo Mundial de Lucha libre (CMLL), confesó que le aconsejaron ahorrar para tener un sustento luego de su despedida de los cuadriláteros.
“Vengo de una familia de luchadores que siempre me inculcó la idea de ahorrar, tengo pensado poner un negocio de ropa antes de retirarme. Debemos estar prevenidos, porque como peleadores asumimos muchos riesgos y sabemos a lo que vamos cuando nos alquilamos”, comentó.
Súper Astro Junior, un joven peleador con apenas seis meses dentro de la lucha libre, también hizo una reflexión respecto al futuro.
“Estudio la carrera de administración porque en un futuro me gustaría administrar ‘El Cuadrilátero’, un negocio que mis padres consolidaron con mucho esfuerzo. Por ahora disfruto al máximo de la lucha libre, es un deporte hermoso que me apasiona, a pesar de todos los riesgos que tomamos. Desde pequeño observaba a mi papá pelear y siempre pensé en ser como él”.