GUADALAJARA.- Matías Vuoso había arrancado alaridos de la afición queretana al poner adelante a Atlas 1-0 contra Puebla.

La angustia estaba en su punto más alto dentro del camión de medios de comunicación queretanos con rumbo al estadio Omnilife.

Cayó un gol de Atlas que mantenía vivos a los Gallos Blancos, pero dos minutos después todo volvió a ser silencio.

Jonathan Lacerda logró la igualada para Puebla a cinco minutos del final del encuentro; el gol fue cantado a todo pulmón por el locutor en turno que narraba el juego para una estación local de Guadalajara que se alcanzaba a escuchar en el traslado de reporteros y fotógrafos.

Incredulidad, decepción, tristeza.

La gran campaña que hizo este plantel de Gallos Blancos, bajo la batuta de Ignacio Ambriz, no merecía terminar así.

"Si se hubiera perdido jugando, sería muy diferente, pero que te saquen otros de la Primera División no es justo", se alcanzó a escuchar dentro del autobús, aunque ya no hay nada que hacer.

Parece que el descenso es el resultado de años y años de malos manejos administrativos.

Con el empate entre Puebla y Atlas (1-1) el conjunto queretano prácticamente está descendido a la liga de Ascenso, independientemente de lo que pase en su partido contra el Rebaño Sagrado, que ya no alcanza calificación a Liguilla y el juego sólo se convierte en cotejo de trámite.

Serán 90 minutos de dos equipos que ya juegan sin presión, sin nada más que perder, pues la categoría para los emplumados ahora es un objetivo para un futuro inmediato, a corto plazo.

Querétaro aún mantiene una última esperanza para lograr la permanencia, aunque requiere de ganar los dos duelos restantes en el Clausura 2013 (este domingo ante Chivas en el Omnilife, y el próximo fin de semana ante Puebla en La Corregidora) y de anotar al menos 11 goles para lograr la salvación por mejor diferencia de tantos.

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