Octava expulsión en la carrera de Ángel Reyna, la primera jugando para el Guadalajara. Y acostumbrado como está a los enfrentamientos, e inconforme con el trabajo de César Ramos, el 10 de las Chivas acusa: “Ahora tengo que jugar contra el árbitro también”.
Reyna fue expulsado por doble tarjeta amarilla. La primera por reclamar una supuesta falta cometida por Jesús Sánchez, la segunda por aventarle el balón al rival.
“Habrá que analizar la jugada, pero estoy tranquilo”, dice el atacante.
—¿Fue justo que te echaran?
—No lo sé... No sé si estuvo mal, pero soy el jugador al que más le pegan. —Lo piensa mejor y señala— Fue rigorista. Cuando no te marcan seis o siete faltas consecutivas, te merman. Uno se prepara para jugar contra el rival”, se queja de la mancha en el triunfo Chiva.
La expulsión provino de una falta sobre Reyna, en la que el árbitro pudo conceder la ley de la ventaja. “Son jugadas que te las cortan... Si no te protegen, te desesperas. No es para tanto —aventarle el balón al rival—, no busqué agredir a nadie”.
Las quejas continúan, Reyna no es alguien que acostumbre quedarse callado: “Ya no se puede hablar —con el árbitro—. Bueno, corrige, tengo que decirlo hay muchos que tienen apertura, que te apoyan”.
Mas César Ramos... “no sé. Estaba en otro planeta”.
El delantero, próximo a cumplir 30 años, aclara que no se siente perseguido por el arbitraje, pero desea, que éstos, “protejan a los jugadores. Van a acabar con lesiones y fracturas. Los silbantes no acatan eso”.
El técnico rojiblanco, analizará la jugada, “antes de acusar a Ángel de algo. Él sabrá si se equivocó”.
En tanto que el héroe de la tarde, Fernando Arce, único anotador de Chivas en el torneo, minimizó los hechos personales, y destacó “que el equipo está en buen nivel. Estamos contentos, no satisfechos, porque esperábamos en esta jornada tenere seis puntos —y no cuatro—“.
Mas no todo es crítica, “le robamos el protagonismo a un equipo que juega muy bien y en su casa. Ganamos merecidamente”, apunta el gran cobrador de tiros libres.
Guadalajara se fue a casa con el orgullo en todo lo alto, “y eso que pocos creían que podíamos ganar aquí“, apunta el técnico tapatío Carlos Bustos, antes de subir al autobús del equipo.