Lo que quería la Concacaf, por lo que se frotaba las manos, lo consiguió, que México estuviera en la final de la Copa de Oro y de esta forma asegurar una enorme taquilla con el juego por el pase a la Copa Confederaciones en contra de Estados Unidos. Pero todavía más, con la Selección Nacional como su imán de taquilla, el organismo rector del balompié regional generó ganancias por 38.6 millones de dólares tan sólo por concepto de venta de boletos durante el certamen que llegó a su fin el pasado domingo y en el que el Tri logró una cifra de asistencia de 386 mil 467 aficionados en sus seis partidos.
Lo sucedido en la Copa de Oro, sólo evidenció de nueva cuenta que más allá del tema deportivo, a los miembros de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol lo que les interesa es enriquecer su negocio.
El juego entre la Selección Mexicana y la estadounidense se desarrollará el 9 de octubre, en el Rose Bowl de Pasadena, California, que tiene capacidad para más de 90 mil personas. Taquilla millonaria asegurada.
Parecía que la prioridad de la Concacaf —después de que su presidente Jeffrey Webb, de Islas Caimán, fuera encarcelado junto con su antecesor, el trinitario Jack Warner y su mano derecha, el estadounidense Chuck Blazer— por presuntos actos de corrupción, era la de sacar adelante la Copa de Oro, pero parece que la realidad es continuar con el legado de los caribeños.
A la obligada salida de Webb, la presidencia de la Concacaf fue tomada por Alfredo Hawitt, de Honduras, quien ostentará el cargo hasta el próximo congreso que se llevará a cabo en mayo de 2016.
Una de las primeras acciones emprendidas por Hawitt fue delegar funciones. La parte administrativa la puso en manos de los tres vicepresidentes ubicados en Norteamérica: Sunil Gulati, de Estados Unidos; Víctor Montagliani, de Canadá, y Justino Compeán, de México.
“Ellos manejan la parte administrativa, supervisan las actividades y a la comisión de auditoría, además de que están más cercanos al nuevo secretario general Ted Howard (en la oficina de Miami, en Estados Unidos)”, dijo Hawitt a la prensa de su país.
El hondureño habla de una reforma en la que la presidencia del organismo puede ser alternada, que cada cuatro años una parte de la región, la norte, la centro o la del caribe, sea la que ostente el mando. “Hay que darle normalidad y estabilidad a la Confederación —agregó Hawitt—. Que ya no existan tantas divisiones. Quiero cambar los estatutos para que cada cuatro años, la zona norte tenga un presidente, después, la Centroamericana y después la del Caribe, no importa el orden”.
Pero la realidad es que en las entrañas de la Concacaf, todavía se siente la mano de Jack Warner, Chuck Blazer y el mismo Jeffrey Webb, los anteriores dirigentes.
Las palabras de Pedro Chaluja, presidente de la Federación Panameña de Futbol, así lo evidencian. El dirigente se quejó después de que su selección fuera eliminada por México, debido a un polémico arbitraje. “Hay una manzana podrida en la Concacaf, pero también hay gente buena”, dijo el dirigente.
Los dardos fueron lanzados hacia la Comisión de Arbitraje de la Confederación, presidida por el estadounidense Gulati, pero en donde quedan dos, según Chaluja, aliados de las épocas en donde el Caribe mandaba en la zona: Sonia Denoncourt, de Canadá, y Alfredo Withaker, de Islas Caimán.
Ya existen hasta amenazas de que si la Comisión no es reestructurada, habrá renuncias: “Si la Comisión de Arbitraje de Concacaf no la ponen a funcionar y no la reestructuran, voy a poner mi renuncia inmediata. Esta organización no funciona como tal. No tiene ninguna vinculación el tema de nombramientos de los árbitros con los torneos. Siempre lo he reclamado, es una Comisión que se reúne una vez al año y los nombramientos son hechos sólo por dos personas”, declaró Rodolfo Villalobos, dirigente tico, al diario La Nación de Costa Rica, que también fue afectada por decisiones arbitrales controvertidas, también en el juego contra México.
Esto lo refrendó Chaluja en sus declaraciones a la prensa: “Concacaf ha quedado nuevamente en entredicho, y eso se limpia con acciones, hemos solicitado que toda la comisión arbitral sea removida. Hay que cambiar todo el staff del departamento, porque fueron muy dudosas las designaciones que hicieron”, aseguró.
La Comisión de Arbitraje del organismo está formada, además de Gulati como presidente y Alfredo Hawitt como vicepresidente, por Stanley Darville, de Bahamas; Héctor Vergara, de Canadá; Rodolfo Villalobos, de Costa Rica; Peter Prendergast, de Jamaica; Donald Campos, de Nicaragua; Essee Baharmaast, de Estados Unidos, y Rafael Mancilla, de México.
El panameño Chaluja descartó que México tuviera algo que ver en todos estos “movimientos”. “Justino [Compeán, presidente saliente de la FMF, pero que se quedará un año más como vicepresidente de la Concacaf], me ha dado todo su apoyo para investigar. Le creo, porque él era uno de los que siempre decía que debía haber cambios en el arbitraje”.
En las entrañas de la Selección Mexicana hay tranquilidad. “Que investiguen lo que tengan que investigar, nuestra conciencia está tranquila. Ningún jugador nuestro fingió una falta o metió el gol con la mano. Fueron errores arbitrajes, de los cuales, el futbol es parte”, dijo Héctor González Iñárritu, director de Selecciones Nacionales.
El mismo técnico de México, Miguel Herrera, descartó que el título ganado en la Copa de Oro quede manchado por este hecho. “Hay errores de jugadores, técnicos, y árbitros. Una mala tarde, la puede tener cualquiera, pero de ahí a juzgar que haya alguna situación de corrupción, tendría que comprobarse. Sigo creyendo que en la cancha estamos entregándonos a tope, sin nada extraño”, dijo el ‘Piojo’.
Para prevenir estos casos y más que vengan en un futuro, a inicios de mes, la Concacaf, a través de su Comité Ejecutivo, aprobó un amplio marco de reformas con las que se busca transparentar la manera como hacen los negocios los dirigentes del organismo y así tratar de acabar con la corrupción que por tantos años ha gobernado la zona.