A Pep Guardiola le ha costado adaptarse a la velocidad, intensidad y pelotas largas de la Premier League. Eso no es secreto, y él mismo lo ha aceptado después de un primer año con muchas expectativas pero ningún resultado. Entonces, este verano el Manchester City fue y gastó casi 300 millones de dólares en nuevos jugadores que necesitaban para hacer lo que él quiere. Pep no necesita sólo futbolistas con talento, sino jugadores que sean inteligentes tácticamente, estén comprometidos con el grupo y quieran trabajar en equipo.
Guardiola no ha dejado de sorprendernos en el Barcelona y el Bayern Munich. Pero lo que hizo el domingo, ante el Huddersfield Town en la Premier League, nos dejó atónitos y maravillados a la vez. Corría el minuto 78 cuando el partido estaba empatado (1-1). El rival había puesto básicamente a los 11 hombres en el área a defender. Pep decidió sacar a Vincent Kompany (marcador central) y puso a un delantero (Gabriel Jesus). Y se quedó con un dibujo táctico con un solo defensor (Nicolás Otamendi), dos carrileros, tres mediocampistas y cuatro delanteros. Un provocador 1-2-3-4. Y con el arquero Ederson parado literalmente al borde del círculo central. ¿Alguna vez se había visto una formación así de agresiva? ¿Qué confianza debe tenerse para animarse a hacerlo? Le salió espectacular: siete minutos después, Raheem Sterling consiguió el gol y el City los tres puntos.
Este sistema del City de Guardiola encaja perfectamente con los jugadores de la plantilla actual. Están ocho puntos por encima del Manchester United (que está segundos) y con una diferencia de goles enorme (+34). Ya están clasificados para los octavos de final de la Champions League. Quieren ganar la Copa de Liga y la FA Cup.