Las dudas acompañan al dolor en la familia Benítez. A un año del fallecimiento del Chucho, en Qatar, su hermano Ronny tiene la certeza de que se pudo salvar la vida al tricampeón de goleo en el futbol mexicano si se le hubiera brindado atención médica oportuna.

“En mi caso, no [me han dejado satisfecho las causas de la muerte que se han manejado]. En el caso de mis familiares quedó la pequeña duda, la pequeña molestia de saber más allá... si fue cierto lo que pasó con Christian”, dice el hermano menor del ídolo americanista, en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.

La noche del 28 de julio de 2013, el goleador Benítez se encontraba en un hotel qatarí, ya que había dejado semanas antes a las Águilas para firmar un contrato millonario (6.5 mdd al año, según versiones extraoficiales) con el El Jaish del país asiático.

Comenzó a sentir dolores abdominales y su esposa, Liseth Chalá, lo llevó a un hospital, donde a Chucho le administraron sedantes para calmar los malestares.

Sin embargo, volvieron los achaques con más intensidad y tardaron dos horas en atenderlo, hasta que sufrió un paro cardiorrespiratorio que le arrebató la vida, apenas a los 27 años de edad.

Esa demora de los galenos, Ronny Benítez se la atribuye a que en Qatar se celebraba el Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes.

“Se hubiese podido evitar [la tragedia de Christian], si no hubieran estado allá [en Qatar] en los días en los que ellos celebran su religión [el Ramadán, que en 2013 inició el martes 9 de julio y terminó el 7 de agosto]. Si se hubiera atendido a tiempo, no las dos horas que se tardaron, ahorita Chucho estaría aquí con nosotros”, considera el consanguíneo del extinto jugador ecuatoriano.

La familia ha batallado para tener todos los elementos que den respuesta al sorpresivo fallecimiento del delantero Benítez.

Chalá viajó a Qatar en busca de los exámenes toxicológicos, que le han sido negados, y no ha recibido ayuda de ninguna índole para obtenerlos.

Además, aún quedan restos del artillero sin sepultar. Al médico que le hizo la autopsia todavía no le han pagado los honorarios que le deben por sus servicios, un gasto que se comprometió a cubrir la Federación Ecuatoriana de Futbol, pero que al parecer no ha saldado.

Actualmente, la viuda de Chucho vive en Quito de los ahorros bancarios que tenía Benítez, y se encuentra en el proceso de cobrar el contrato con el El Jaish.

“Mi cuñada ha sobrevivido con las cuentas que mi hermano dejó y buenas inversiones que hizo. Por ahí [hay] algunas situaciones de bienes raíces un poco inconclusas, pero se está dando seguimiento”, narra Ronny.

“También sigue en un proceso de cobrar el contrato que tenía mi hermano con el club de Qatar con el que estaba relacionado”, añade.

Las penurias administrativas, médicas y económicas han ido de la mano con el pesar humano.

Nostalgia, buenos recuerdos y melancolía han embargado a los Benítez durante el último año. Resienten aún la partida de Christian.

“Mi familia, que está en Ecuador, va a su tumba, va a misa mes con mes. A unos de los que más les ha pegado es a mis sobrinos, sobre todo a mi sobrina, que era muy apegada a él y, lógicamente, lo extraña mucho, es una pequeñita de cuatro años...”, describe el hermano menor del ex camiseta 11 del América.

El padre, incluso, estuvo al borde de sufrir un infarto: “Mi papá, ni se diga, de tantas emociones que vivió, pues también estuvo a punto de venirle un paro, pero afortunadamente no le sucedió y sigue aquí con nosotros”.

—¿Tú cómo has resentido el que tu hermano se haya adelantado en el camino, Ronny?

“Fue una pérdida impensable, fue una pérdida que recordamos mucho, porque era una persona que siempre que necesitábamos una palabra de aliento, él nos la brindaba. Podías platicar en cualquier momento del día y compartía todo su conocimiento, toda su experiencia. Era el alma del grupo, de la familia”, describe con voz entrecortada.

“La verdad es que se cumple un año del fallecimiento de mi hermano y, precisamente, son cosas que uno no puede superar, que nadie se lo imaginaba. Chucho era una excelente persona, un gran padre, un gran hermano y amigo”, suspira.

—¿Qué le dirías a Christian Benítez si lo tuvieras unos cuantos segundos enfrente de ti?

“Le diría: ‘gracias por todo lo que me enseñaste’, que por él soy lo que soy, que aprendí muchas cosas. No sólo era mi hermano... sino un padre”.

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