Cumplido el objetivo de representar a México en unos Juegos Olímpicos (Río 2016), el púgil mexicano Elías Emigdio se alista para emigrar al profesionalismo para finales de año y así cumplir la promesa que le hizo a su madre: convertirse en campeón mundial.
El boxeador (52kg) analiza sus opciones y espera tomar una decisión máximo en un mes.
“Hay varios aspectos que tengo que tomar en cuenta para elegir a una promotora; entre ellos, el tiempo del contrato y la cantidad que me ofrecen, para mí es importante ahora tener una seguridad económica”, explicó el “Tigre de Zitlala”.
Con 25 años de edad, el púgil está listo para su nueva aventura tras militar durante cinco años con la Selección Tricolor en el Comité Olímpico Mexicano (COM).
“A los mexicanos se nos dan mucho los resultados en el boxeo de paga, porque en el amateur creo que estamos rezagados y hace falta mucho trabajo. Creo que no me va a costar mucho o adaptarme, pues ya he peleado 12 rounds en los torneos de la AIBA, donde llegué a colocarme como el número dos del mundo”.
—¿Qué hace falta para aspirar a otra medalla olímpica?
“El fogueo, asistir constantemente a torneos internacionales. Eso es lo que hacen los cubanos y les ha dado buenos resultados, porque conocen a los rivales a los que se enfrentarán. Recuerdo que en Río yo estaba a la expectativa de cómo sería el estilo de mis rivales por no tener peleas previas con ellos. También hace falta actualizarse en cuanto al cambio de las reglas”.
Emigdio quiere seguir los pasos de Óscar Valdez, Abner Mares y Francisco el “Bandido” Vargas , quienes también representaron al país en unos Olímpicos.
“Espero que me vaya bien, mis principales cualidades para tener un buen debut en el ámbito profesional es que soy un deportista de choque, que siempre va al frente y busca el combate”.
Un inicio complicado. Con tan sólo unas bolsas en las manos llegaron Elías y su familia a la Ciudad de México. Procedentes de Guerrero, los Emigdio comenzaron la aventura capitalina con la firme intención de tener una mejor calidad de vida.
“Tenía muchas aspiraciones de grandeza. Me acuerdo muy bien que en los primeros días queríamos emprender un negocio y se nos cayeron las cajas de jitomates y tomates. Todas esas vivencias me ayudaron para formar mi carácter”.
El dinero casi siempre escaseaba, así que cuando el púgil no tenía lo suficiente para llegar hasta su destino, simplemente corría.
“Mi padre, quien fue también boxeador, se esforzó mucho para que pudiera prepararme en un gimnasio, en ocasiones no sabía si me alcanzaría para el pasaje y llevaba sólo agua para entrenar, así poco a poco fui creciendo, gracias también al apoyo de mi madre, quien es una gran aficionada al box”.
El púgil y su familia rentan una vivienda en Naucalpan y aún buscan un mejor estatus económico. A pesar de todo, mantienen sus sueños deportivos intactos.
“En el lugar donde vivo veo muchas dificultades con los muchachos que se buscan problemas por estar en malos pasos y buscar el rumbo más ‘fácil’. Les puedo decir que nada es imposible, que mientras ellos tengan el valor de buscar sus sueños, todo se puede conseguir”, finalizó.