Tomás Boy se negó a disculparse. El director técnico de Cruz Azul salió al paso para explicar sus acciones durante el juego de Copa en el que La Máquina Cementera derrotó 4-0 a los Mineros de Zacatecas.
Después del tercer gol, el “Jefe”, en su área técnica comenzó a hacer gestos a la tribuna y después, en la salida del estadio, se encaró con algunos aficionados.
Boy explicó y justificó sus acciones en las instalaciones de Cruz Azul, en La Noria.
“Sucedieron dos cosas”, dijo de entrada el entrenador. “Primero celebré y eso parece que le molestó a mucha gente. Me reí e hice así [gestos] porque algunos medios de comunicación dicen que entre mis jugadores hay problemas, y que por eso no se pasan el balón, y bueno, después de esa jugada [entre Joffre Guerrón y Jorge Benítez], pues ya vieron quién no se pasa el balón”.
Después vino el incidente con el aficionado.
“Me subí al camión. Cuando estaba arriba, la gente me comenzó a gritar que bailara, entonces me bajé y bailé... Después hay alguien que insulta, y le dije: ‘Porqué me insultas’, que me lo dijera de frente, y no lo dejaron pasar”.
Negó que haya llegado a las manos con alguien del público... “No, eso no pasó”, aseguró.
El impulso que hubo al pie del autobús se debió más que nada a que “me insultaron a mí y a mis hijos, y sólo fueron algunos, no todos. A la afición de Cruz Azul la quiero mucho, aunque ellos no me quieran a mí”.
No es la primera vez que Boy actúa de esta forma.
En 2014 hizo “la danza de la victoria” en un triunfo de Atlas sobre Chivas y también lo hizo en 2015 contra el León.
En febrero pasado, ya con Cruz Azul, festejó a su modo, en el duelo que empató a tres contra América, lo que provocó que las bancas se vaciaran, por lo que fue expulsado y sancionado dos partidos. En el Reglamento de Sanciones está previsto en su artículo 32 que “festejar los goles o triunfos con actitudes groseras” puede ser castigado con uno o dos partidos y multa de 14 mil pesos”.