Que nadie se meta con el Cruz Azul porque está Pedro Caixinha para defenderlo. El entrenador aseguró ser el primero en recibir los golpes al equipo, dentro y fuera de la cancha.
Ya sean chismes, críticas o fallas arbitrales, el portugués saltará a la primera línea para que no se le falte el respeto a La Máquina.
“La afición debe saber que este equipo tiene un presidente [Billy Álvarez], un director deportivo [Ricardo Peláez], un cuerpo técnico y un plantel que lo defienden a muerte”, dijo Caixinha.
El entrenador en La Noria respaldó a Martín Cauteruccio y a Javier Salas, ausentes en la convocatoria del partido de la semana pasada ante Atlas, pero titulares en los octavos de final de la Copa MX frente a Tijuana.
Esa decisión técnica del portugués ocasionó diversos rumores durante la semana sobre los jugadores de Cruz Azul.
“Me hace ruido cuando se falta a la verdad, eso va en contra de mis principios y mi educación. Me da pena que impere la ley de la mentira y del chisme”, opinó el estratega, previo al encuentro de esta tarde frente a Pachuca, en el estadio Hidalgo.
Confesó que no lee periódicos ni ve televisión, pero recibe toda la información que transcurre sobre su club.
El portugués se ha distinguido por sus fuertes emociones durante los partidos. Grita, manotea y petalea durante los 90 minutos; el árbitro, usualmente, es su víctima predilecta para manifestar su descontento sobre la cancha.
Caixinha fue expulsado durante los octavos de final de la Copa MX, en Tijuana. De acuerdo con la Comisión Disciplinaria, Caixinha fue suspendido un juego por constantes reclamaciones al cuerpo arbitral y dos por insultar “soezmente” a los oficiales.
”Tengo que aprender a asumir mis errores y ser responsable de ellos. Desde que empecé a trabajar para controlarme mejor, me dijeron que fuera más torero y menos forcador. Pero hay momentos en los que tengo que enfrentar el todo, lo tengo en la sangre”, explicó el timonel azul.
Mientras se mantenga en el banquillo de La Máquina, el europeo prometió que su trabajo se concentrará en que crezca el respeto para el club, que se olvidó por los constantes fracasos en los último años.
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