“Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”. Esta frase se le adjudica a Confucio, y a Karen Alcantara, le queda como anillo al dedo.
Karen siempre practicó deporte. Desde niña estuvo en clases de karate, natación, incluso futbol, pero en 2009 se decidió por correr. Una dolencia en el nervio ciático, en 2010, la relegó y tuvo que optar por la natación, pero su “vicio” es correr, a tal grado que participó en el maratón de Chicago, este año.
A punto de cumplir 30 años, la joven queretana afirma que correr un maratón es una experiencia que todos deberían vivir por lo menos una vez en la vida.
Sobreponerse a las lesiones, como la que sufrió en una carrera nocturna en El Pueblito, sobreponerse a “la pared” a la que se enfrentan todos los corredores en cierto momento de las justas, lo ha hecho gracias a la meditación.
“En 2009 me metí a un club, me dije quiero un reto, quiero una carrera, pero empezando me lastimé el nervio ciático, pero no podía correr, entonces fue natación, pero en 2010 empecé poco a poquito, y había una carrera de mujeres empresarias, de cinco kilómetros, y de ahí me gustó”, señala en entrevista.
2010, 10K
En 2010, corrió sus primeros 10 kilómetros. Sus primeros 21 kilómetros fueron en Irapuato, un años después, donde, según sus palabras, no se había dado cuenta que ya estaba por concluir la carrera.
Luego vino medio maratón, en la Ciudad de México, luego de superar una lesión en una rodilla, y para la cual tuvo clases de meditación. “Puedo asegurar que la meditación fue lo que me ayudó mucho, era un dolor que no podía aguantar, pero me enseñaron a meditar”.
El interés de correr el maratón de Chicago fue a raíz de unos amigos corredores que le platicaron que la experiencia de participar en esa carrera es única, por lo decidió inscribirse vía internet al evento. Aprovechando que una amiga radica en “la ciudad de los vientos” hizo su trámite, cuyas inscripciones suelen acabarse en un día y partió a la aventura.
De Querétaro fueron más de 20 corredores al maratón de Chicago, en donde participaron alrededor de 45 mil participantes.
Javier Jiménez, es su entrenador, y se reúnen a correr en el Colegio Alfalfares, con un equipo conformado por otros corredores, los martes y jueves, en la noche, pero ella lo hace también en el Querétaro 2000 y los fines de semanas suelen irse en equipo a varios lugares. Casi todo su equipo es maratonista. Este año, el Maratón Querétaro 2013 para ella fue solo de 10 kilómetros, pues tenía “guardarse” para Chicago.
Sobre su vida privada, dice que tiene que sacrificar algunos aspectos, como salir con los amigos, pues los fines de semana participa en carreras que se dan en Querétaro o en los estados vecinos.
Siempre tendremos Chicago
Al hablar de su participación en el maratón de dicha ciudad estadounidense, recuerda que la gente la animaba, pues en todo el recorrido hay personas.
También recuerda que como motivación tuvo a sus seres queridos, y concentrándose en un punto y correr hasta ese sitio, y luego poner la atención en otro punto, hasta terminar.
Dice que correr en Querétaro o en otra ciudad del país es gratificante, pero una competencia en el extranjero es insuperable, por la organización que existe, en el grado de involucramiento que tienen los ciudadanos, en este caso de Chicago, en su carrera.
El apoyo a los corredores, narra, es de lo mejor, nunca falta agua, bebidas energéticas, plátano, naranja, “te dan de más, cuidan mucho al corredor… tosía y se me acercaban los voluntarios para preguntar si estaba bien, no hay que como estar en casa, pero el apoyo allá es muy bueno”.
En Querétaro, muchas veces la gente se queja del cierre de calles por las carreras, que últimamente son casi cada ocho días, pero porque no se involucran más con el deporte, “pero quien lo vive se contagia”.