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Sub-17, a cuartos de final, y contra Brasil

Sub-17, a cuartos de final, y contra Brasil
29/10/2013 |01:15
Redacción Querétaro
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ABU DHABI.— Y el destino sigue encaprichado en que el camino tricolor se cruce con el de ese gigante amarillo que atemoriza a muchos... El que ha mutado en “cliente consentido” de la Selección Mexicana.

Enésimo capítulo de una novela que cambió su trama. Se tornó dulce para quienes eran sometidos por un titán acostumbrado a beber el néctar de la gloria.

La aventura de Raúl Gutiérrez y sus chicos por el Medio Oriente se ha alargado, al menos, otro partido. El siguiente adversario será Brasil, ante el que no se pierde —a nivel Sub-17— desde hace casi tres décadas.

Estadística que impulsa sueños, mas El Potro sabe que se debe mejorar. Por eso lastimó su garganta cuando Iván Ochoa (92’) otorgó tranquilidad con esa anotación que fue premio a su arrojo.

Desesperado por igualar el duelo, el representativo italiano acorraló al Tricolor durante los minutos finales. El meta Raúl Gudiño y el zaguero Salomón Wbias fueron exigidos al máximo justo antes de iniciar el veloz contragolpe que fulminó la taquicardia del estratega mexicano.

Lucía como otro balón perdido... Hasta que el volante se barrió para ganárselo al arquero Simone Scuffet, quien fingió una falta.

Quedó tendido sobre el césped, sus compañeros se detuvieron. Lo pagaron. Christian Tovar rescató el esférico y lo sirvió para el 2-0. Partido finiquitado.

Gutiérrez desahogó toda la tensión acumulada desde antes que se cumpliera la primera media hora. La obra de arte creada por Alejandro Díaz (26’) echó a andar las ilusiones, esas que resultaron frágiles debido a las varias fallas ante el marco de la Squadra Azzurra.

El Güero confirmó ser mucho más que un delantero efectivo. Se trata de un hechicero, capaz de sorprender hasta a su entrenador con un zapatazo, como el que dejó inmóvil al guardameta italiano.

Éxtasis que sólo significó el preludio de la ansiedad, cortesía del masoquismo mexicano.

Marco Granados y Ulises Jaimes dejaron a Gutiérrez sin aliento con sus fallas en jugadas rutinarias. Italia apretó, hizo sufrir al entrenador campeón del mundo, cuyo sueño de obtener un histórico doblete está intacto, más allá de lo mal que la pasó en la calurosa tarde árabe.

Sigue el siempre fuerte Scratch du Oro, ese gigante al que el Tricolor sabe hipnotizar.