“¡Los Pumas no tienen mujer, los Pumas no tienen marido, pero tienen un hijo pu..., que se viste de amarillo!”, coreó la tribuna del Olímpico Universitario con el silbatazo final. Cántico envalentonado de la localía contra el América, rival para la Liguilla que les dejó el empate con Querétaro (1-1).

Universidad se metió a la Fiesta Grande con sufrimiento, pese a que sólo un punto los separaba de la clasificación. El trámite pintaba sencillo, y más cuando los universitarios se adelantaron en el marcador, a los 15 minutos, por conducto de Matías Alustiza. El argentino, frente al portero brasileño Tiago Volpi, hizo valer su quinto gol del torneo, gracias a un pase filtrado del chileno Marcelo Díaz.

Con el balón en el fondo de las redes, las gradas del histórico recinto estallaron en júbilo, porque colocaba a los felinos en el sexto lugar de la tabla, posición que alejaba la llave contra América, para perfilarse contra Monterrey.

Incluso, los festejos retumbaron por segunda vez a los 70’, cuando el guardameta Alfredo Saldívar atajó un penalti que Edson Puch cobró a lo panenka. Sin embargo, el Pollo sucumbió ante el despertar ofensivo de los plumíferos. A los 76’, el meta universitario se encontraba ligeramente adelantado de su arco, situación que el mediocampista Erbin Trejo aprovechó con un golazo, para el 1-1, anotación que consolaba a unos Gallos que llegaron sin aspiraciones a la última fecha de la fase regular; los de Luis Fernando Tena se despiden con 18 unidades.

Tarde contrastes. De aparente felicidad, porque será contra el azulcrema y no con Rayados. Los auriazules, del técnico David Patiño, no ganaron, pero regresan a la Fiesta Grande; la última vez que lo hicieron fue en el Apertura 2016. Ahora, con 24 puntos y séptimos generales, los Pumas afilan las garras porque se viene un clásico de alto riesgo. Ya avecinan al acérrimo, a las sublíderes Águilas.

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