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HOUSTON.— Son ya varios meses en los que Héctor Herrera aguarda la llamada telefónica de su vida. Mientras llega, intenta concentrarse en el presente... Labor casi titánica cuando todas las noches se sueña con cruzar el océano Atlántico y no regresar en muchos años.
El medallista de oro en Londres 2012 y aún volante del Pachuca sabe que las negociaciones con el Porto de Portugal están avanzadas; el problema es que su traspaso no se oficializa, lo que le impide liberarse mentalmente de la presión.
“La verdad es que sí me gustaría que la noticia se diera o se terminara de cerrar todo, pero estoy tranquilo y concentrado acá con la Selección”, atina a decir. “Quisiera estarlo todavía más, seguro de a dónde iré”.
Como su compañero Diego Reyes, cuyo fichaje con los Dragones lusitanos se cerró desde diciembre. El volante revela sentirse “cerca [del mismo club] y tranquilo de que se pueda dar”.
Su facilidad para robar balones, talento, claridad para salir con pelota controlada y sangre fría dentro del área rival enamoraron al coloso portugués durante los XXX Juegos Olímpicos. Cuestión de tiempo.