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Su boleto de regreso es abierto. Anhelan utilizarlo hasta después del 13 de julio. La ilusión que asoman sus miradas los delata.
Miguel Herrera y los 23 hombres que ha elegido volverán a casa hasta después de formar su propio destino sobre los campos del gigante sudamericano. Todos están convencidos de que ingresarán a la bóveda celestial, filosofía impregnada por un director técnico habituado a prometer lo más alto.
A dos semanas de presentarse en Brasil 2014, los integrantes de la Selección Nacional abandonan México con las valijas colmadas de seguridad y convencimiento.
“El equipo se va bien, con ilusión de hacer las cosas como sabe y escribir historia”, sentencia Oribe Peralta. “Nos vamos con todo, bien mentalizados en lo que debemos hacer”.
La odisea comienza en Arlington, Texas, donde mañana chocarán ante Ecuador. Anhelan terminarla en el mítico estadio Maracaná, con la inmortalidad asegurada.
“Nos vamos muy ilusionados al sueño que tenemos enfrente, pero también comprometidos”, revela Marco Fabián. “Nos motiva trabajar así y tener buenos resultados. Sabemos que vamos con las ilusiones de un país y queremos responderle”, respalda Miguel Layún.
La única forma de hacerlo es sortear esa barrera que ha sido insuperable durante las dos más recientes décadas. El Tricolor fue eliminado en octavos de final en las cinco últimas Copas del Mundo. No hay de otra: la obligación es, por lo menos, instalarse en la antepenúltima fase.
Antes de enfrentarse a todos sus miedos, deberá salir avante del Grupo A, completado por Brasil, Croacia y Camerún.
“Lo mínimo es superar lo que se ha hecho antes, que es alcanzar los cuartos de final”, aclara Héctor González Iñárritu, director de Selecciones Nacionales.
“Vamos a dejar todo en la cancha”, respalda el capitán Rafael Márquez. “No sé si nos va a alcanzar para llegar a hacer historia, pero es la mentalidad: tratar de luchar todos los balones, dejar la última gota [de sudor] para buscar darles muchas alegrías [a los aficionados mexicanos]”.
Utopía que mutará en realidad si asestan el mazazo con el que amagan desde 1994. Consideran que cuentan con los argumentos.
“Cuando llegan 32 equipos a un Mundial, todos tienen la posibilidad. Obviamente, hay potencias, jerarquías, selecciones con más historia, pero confiamos mucho en la calidad de estos jugadores, en el cuerpo técnico”, presume González Iñárritu. “Es momento que México pueda dar un brinco ya a un estatus mejor a lo que se ha hecho en los Mundiales.
“Viene una combinación de gente con experiencia y jóvenes, quienes también han ganado torneos internacionales. Todos son campeones de Liga, certámenes en Europa, Olímpicos o Panamericanos. Hay que trabajar, pero seremos un equipo muy competitivo”.