La historia es sencilla. La joven Marcela conoció al joven Roberto; se vieron y se enamoraron. Él de Panamá, ella de Guadalajara. Juntos en la Ciudad de México. Roberto ya no regresó a su país.
De aquel amor nacieron dos hijos: Marcía, la más pequeña, y Roberto… hoy, el más mexicano de los panameños que jugarán el viernes en la cancha del Estadio Azteca.
“El futbol panameño ha tratado mejor a Roberto que el futbol mexicano”, dice segura su mamá.
Nurse “ha tenido mala suerte con los técnicos. Hoy su entrenador, Efraín Flores, de los Mineros de Zacatecas, lo tiene en la banca, siendo que tiene tres títulos de goleo. Los técnicos detienen a los jugadores, no se permiten conocerlos más, los etiquetan por chismes, los relegan”.
Quizá por eso fue que Nurse eligió la selección del país de su padre… “Quería jugar por México… Tuvo un llamado para la Sub-20, pero no se quedó”. Ante tanta indiferencia, Panamá lo tomó en cuenta: “Nos consultó a su papá y a mí… le contestamos: ‘dónde decida tu corazón’”. Decidió por Panamá.
Roberto no es el único deportista de la familia. La hermana menor Marcia, también jugó futbol y sí se vistió la playera mexicana.
Ambos hijos con los genes de su padre, son de color, y juntos superaron también el racismo.
“A Roberto no le afectó tanto, siempre ha sido muy seguro. A mi hija, le costó un poco más”.
Y al final… ¿el corazón de la familia, a quién apoyará?
“Mi corazón no está partido, va dónde está mi hijo y él juega en Panamá”, finaliza doña Marcela.