Por las gradas de las 21 pistas de los premios de Fórmula Uno pasan presidentes de naciones, directivos de las empresas más influyentes en el mundo, así como las familias mejor posicionadas.
En el Gran Premio de México, esto no es la excepción. Los asistentes pueden pagar hasta 100 mil pesos (áreas vip) para ser testigos de la historia que se cierra cada vez que la bandera a cuadros es ondeada.
Bajo estas mismas gradas están los personajes encargados de que el evento valga lo que cada uno de ellos pagó. Hombres y mujeres que miden el tiempo en la funcionalidad de los micro segundos y que hablan el lenguaje internacional que une a todos los países que recorre el rugir del motor.
Joe Boer, técnico delegado de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) pasa menos de 80 días en su casa en Alemania, el resto de los días del año verifica cada milímetro de los autos de las once escuderías. Uno a uno es desarmado. Pesa cada parte de los autos, revisa la estructura con la información que los técnicos del equipo le dan.
Él tiene el poder de arrebatar la gloria, si ve que un gramo está donde no debería o si el auto cuenta técnicas no apropiadas para maximizar el rendimiento del auto, es reportado y sancionado. Cuando se le pregunta sobre la trampa más grande que le ha tocado tarda poco en pensarlo y sonríe “2005, el extra tanque”, en ese año a los autos de Honda les encontraron un pequeño tanque extra de gasolina. La FIA se dio cuenta porque al drenarle el combustible después de la carrera el peso no coincidía.
El poco tiempo que pasa en su casa lo dedica a sus autos, al jardín. Dice que nunca cocina porque se imagina cocinar una hora, comer lo que cocinó en diez minutos y limpiar en otra, “no es eficiente”.
Darren Heath ha tomado fotos a más de 600 pilotos de Fórmula Uno. Dice que las mejores que ha tomado han sido a los perdedores. Su padre siempre le dijo que no se centrara en la estrella de las situaciones sino que volteara al que le había costado la derrota.
Por su portafolio se recorren 28 años de historia y entre ellas la mejor que se recuerda es una en 1997 en la que él ocasionó una derrota.
En esos días se decía que que el auto de McLaren, MP4/12 tenía algún tipo de palanca que ayudaba para tomar las curvas de mejor forma. En la pista Nürburgring el auto se descompuso y sigilosamente, sin llamar la atención de los otros fotógrafos, tomó la foto que demostró que la escudería inglesa estaba haciendo trampa, lo que les costó el título ese año.
Este deporte es visto por al menos 500 millones de personas (2015) en el mundo. La coordinación y la estrategia para que esto se realice es liderada por Matteo Bonciani, el director de comunicaciones de la FIA. Por sus manos pasan miles de nombres de reporteros.
Para él la Fórmula Uno es un deporte diferente a los demás. Lo que lo atrajo es la concepción de un héroe. Explica que la gente hace suyo a uno de los pilotos y ve el crecimiento de su personaje favorito hasta convertirlo en su héroe y a través de él, conseguir victorias.
A unos pasos de la pista de carreras, donde el olor a combustible y llanta quemada es el aroma, se resguardan los engranes principales de la carrera.