El semblante de Miguel Herrera denotaba satisfacción. Razones tenía. El sábado ante Pachuca, el Piojo vio al América con el que sueñan los millones de aficionados azulcremas: ganador y espectacular.

Alegría acrecentada, pues el agradable juego americanista llegó justo antes de enfrentar a los Pumas, el primer Clásico del Apertura 2017 para los emplumados.

El triunfo, por sí mismo, no basta en Coapa. Lo sabe el carismático estratega águila.

“Hay que ganar y gustar. Es el compromiso que existe. No hay otra manera de jugar en esta institución”, expone el Piojo.

La nación azulcrema sintió nostalgia por Herrera. Desde que abandonó El Nido de Coapa a finales de 2013 para tomar las riendas de la Selección Nacional, dejó un hueco sentimental entre la parcialidad del club más polémico de la Liga MX.

Antonio Mohamed, Gustavo Matosas, Ignacio Ambriz y Ricardo La Volpe no pudieron enamorar a la tribuna amarilla en los últimos torneos. Todos terminaron cuestionados, pese a que los títulos en Coapa se siguieron acumulando.

La huella del Piojo quedó permanente. En la memoria americanista quedaron los 106 partidos dirigidos con un saldo de 55 victorias, 27 empates y 24 derrotas para tener 60% de efectividad.

El encuentro más recordado de Herrera en el cuadro águila fue aquel partido de vuelta de la final del Clausura 2013, con el agónico triunfo de América sobre Cruz Azul, en tanda de penaltis y con el marcador en contra por dos goles hasta el minuto 85.

La segunda etapa del ex seleccionador mexicano en El Nido de Coapa comenzó con un descalabro ante Querétaro (0-1) y la victoria frente a los Tuzos (0-2).

El pilar para la recuperación americanista en el estadio Hidalgo fue Cecilio Domínguez con el par de anotaciones que realizó. Mas un triunfo no lo es todo.

“A la afición sólo le importan los campeonatos. Es lo que tenemos como objetivo. A nadie le interesa si llevamos un torneo o muchos, sino que su equipo quede campeón”, asume el Piojo.

“Vamos a buscar todas las opciones, porque tenemos un equipo amplio, sólido y con buenos jugadores, y ganar, no hay de otra y vamos por los títulos”.

El estratega emplumado ha observado que su conjunto tiene ganas de desquitarse, luego de ni siquiera poder clasificar a la Liguilla por el título en el Clausura 2017, certamen en el que el Guadalajara, su acérrimo enemigo deportivo, resultó el club campeón.

Pero Miguel Herrera no quiere sólo ganar y ya. Quiere hacerlo gustándole a la gente que pedía a gritos su regreso al América.

Y ante Pumas en el Estadio Azteca el próximo sábado tiene que cumplir con su promesa.

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