Édgar Luna Cruz

No cabe duda, ese 30 de octubre de hace diez años, cuando Jorge Vergara irrumpió abruptamente en el futbol mexicano al comprar al Guadalajara, algo cambió.

Cambió no sólo en el club tapatío, sino también en el futbol mexicano y la sociedad que tan pegada está a un deporte que mueve millones y como las Chivas son la mitad más uno... esos millones han cambiado, al igual que su equipo.

El sociólogo José Miguel Candia, habla acerca de lo que ha sucedido en Chivas, en los rivales y en la afición rojiblanca tras la llegada de Vergara.

“Durante los primeros años de gestión de Jorge Vergara —responde el profesor Candia— al frente del Guadalajara sus criterios de manejo y venta del equipo giraron sobre dos pivotes: formular un ambicioso programa de inversiones que incluía obras y mejoras a la infraestructura del club (un nuevo estadio), no sólo a la incorporación de jugadores, y adoptar un estilo de comunicación entre bronco y cínico”.

Sus actitudes lo comparan con directivos de otros países muy polémicos.

“Tal vez queriendo ser la versión criolla de [Silvio] Berlusconi —dueño y presidente del Milán de Italia—, abandonó con toda desfachatez, la falsa modestia de los directivos de nuestro futbol y en cada encuentro con los medios —casual o provocado— cambió el tradicional discurso de las medias palabras y los gestos tímidos, por definiciones tajantes: ‘Somos mejores y vamos a ganar’; ‘tenemos mejor plantel y no creo que podamos perder’. Y no eran sólo palabras, se dedicó a calentar la previa de los partidos con desplegados a página completa en los que no se ahorraba adjetivos para descalificar a sus rivales, recordemos algunos duelos con Pumas [el famoso ‘Lindo Gatito’] y América [En su nido, sólo nuestros huevos]”.

—¿La llegada de Vergara, modificó el perfil natural del aficionado del Guadalajara?

“No parece, en todo caso los aficionados de los equipos rivales se dedicaron a pelearse más con la imagen de Vergara que con las Chivas como equipo”.

—¿Hoy en día, son antipáticas las Chivas?

“Resulta impensable que una divisa de prosapia como el Guadalajara pueda volverse antipática. El futbol es tan noble que una vez metido en el corazón de la gente nada puede volverlo chocante, ni directivos advenedizos como el argentino Mauricio Macri —hombre de la revista “Hola” que dejó de jugar al golf para ser presidente de Boca Juniors— o el italiano Berlusconi quien mezcló sin decoro política y deporte, ni esta réplica tropical que es Jorge Vergara. La historia del Guadalajara no empezó ni termina con la jefatura de su actual presidente, vive en la memoria y en los afectos de millones de mexicanos”.

Aunque parece que este Guadalajara se ha alejado del pueblo, con un estadio donde primero había que comprar comida al estilo de Estados Unidos y con precios que se alejan del ramo del verdadero aficionado de las Chivas.

“Guadalajara no puede existir sin pueblo. Las Chivas ocupan un espacio en la historia del futbol mexicano que no se gana sólo con tiempo, hay títulos y glorias que nacieron del sudor de varias generaciones. La invasión de la televisión en el mundo futbolístico ha traído perversiones y malos manejos, el mercado del dinero ha matado parte de la nobleza deportiva con que nacieron equipos que vieron la luz como divisas de carácter amateur. Pese a todo y a despecho de las imposiciones mediáticas, lo que se hereda no se hurta y las glorias futbolísticas del Guadalajara al igual que el afecto de su público, tienen raíces y pergaminos propios que perdurarán más allá del protagonismo de su actual presidente”, concluye.

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