Tricampeón de goleo, monarca con la mejor versión del Miguel Herrera en el América, Christian Benítez, El Chucho, alcanzó la gloria y se dejó empalagar por ella. Quería más, y en el intento, el popular romperredes ecuatoriano se adelantó en el camino.
Sí, un año extremo, de contrastes, para el potente artillero. De corta estatura, pero fuerte como un roble, Benítez enamoró al ahora estratega de la Selección Mexicana gracias a esas características suyas de nunca dejar de luchar por el balón, hasta lograr impulsarlo al fondo de las redes.
Apto para los grandes momentos, El Chucho aprendió a romper redes. Rápido, insaciable, aterrizó con el pie derecho al Nido de Coapa. Arropado por un Piojo paciente, que siempre lo procuró, el Club América cosechó, al final del camino, el anhelado título de Liga.
Sucedió en el Torneo de Clausura 2013, en el que completó el tricampeonato de goleo con las Águilas. Ya antes, en el Clausura 2012, Christian había compartido el máximo galardón de los artilleros junto con el charrúa Iván Alonso. Seis meses después, en el Apertura 2012, volvió a coronarse, pero ahora al lado del chileno Esteban Paredes.
En 2013 nada se le podía negar ya. El Clausura fue para él, no sólo como máximo realizador, sino también levantó el trofeo de Liga MX.
Le quedaba el incentivo de buscar el bicampeonato con las Águilas e incrementar su cuota como máximo realizador, con un título más. Mas la cosa es que Christian se dejó seducir por los millones de dólares que le ofrecían en Qatar.
El 6 de julio, tras llevarse todos los honores en un año inolvidable para él, Benítez se desligó del América y firmó un jugoso contrato con El Jaish SC. El 28 del mismo mes participó unos minutos en la victoria de su nuevo equipo frente al Qatar SC. Al día siguiente, de madrugada, sorprendió al mundo con su fallecimiento en un hospital de aquel país, a los 27 años.
Las causas de su muerte fueron controvertidas. Inicialmente se acusó al hospital de negligencia, por una peritonitis. Días después el nosocomio dio a conocer que fue por un problema congénito. Aún hoy su familia no acepta el resultado. Lo cierto es que Chucho llegó tan alto que se nos anticipó en 2013.