La tradicional Corrida de Toros Navideña se llevó en la Plaza de Toros Santa María, con un cartel prometedor y ejemplares de la ganadería de Don Fernando de la Mora. El matador favorito y gran triunfador fue Octavio García El Payo, además de que fue la despedida como cabo de Cuyo Montiel.
Después de dos años de ausencia por la pandemia, El Payo tocó tierra firme en casa. El público lo recibió con gran cariño, y Octavio respondió brindándole su lidia, la cual desempeñó con una gran serie de pases, y hasta baile, al ritmo de Queretano Soy Señores.
Pañuelos blancos en la Santa María después de un estoque certero de Octavio García. La autoridad le brindó dos orejas.
No conforme con su primer faena, El Payo fue premiado con dos orejas más en su segundo y último toro de la noche, un gran triunfo para el queretano, quien celebró la Navidad con cuatro apéndices en su tierra.
Los Forcados Amadores de Querétaro fueron invitados a realizar la pega en la lidia del rejoneador José Funtanet. El público coreó el nombre de Cuyo Montiel cuando entró al ruedo. Este 25 de diciembre significó su despedida como cabo.
Consiguieron la pega al primer intento, pero tuvieron dos participaciones más. Cuyo entregó la chaquetilla a su sucesor, Jorge Fernández Mendoza. Con vuelta al ruedo a hombros, Cuyo Montiel culminó su carrera como forcado.
En su primer toro, José Funtanet tuvo que descabellar. Un toro de nombre Bettito, de 465 kilogramos; el rejoneador finalizó con un aviso.
Cambalache, de 580 kilogramos, resultó ser un toro valiente. Luego de un estoque certero de Jerónimo, el astado luchó, hasta que finalmente se echó. Discreta participación en su despedida de los ruedos, palmas para el tlaxcalteca.
En su segundo toro, Buen Mozo, de 527 kilogramos, Jerónimo pinchó en el primer intento y se despidió de Querétaro con palmas de un sector de la plaza.
José Mauricio enfrentó a Queretano, de 525 kilogramos. El toro peleó bien al caballo; tanto, que lo derribó. Mauricio dio un buen espectáculo en la Santa María. La gente se lo reconoció con palmas, pese a que su espada entró a la mitad y tuvo que haber descabello.
En su segundo ejemplar, el matador capitalino dio una estocada con la espada caída, pero le valió para que la autoridad le diera una oreja, además de arrastre lento al toro.
