No hay punto de error para el Cruz Azul, que tiene la oportunidad de cerrar el mejor torneo corto en su historia.
Después de una temporada casi perfecta, los cementeros aspiran a romper la sequía de 21 años sin título en Liga. En La Noria queda un fantasma por derrotar: un resultado positivo en la final de vuelta. El resto, ya desapareció.
El América es el último obstáculo, el más complicado, pero que necesita ser derribado para alzar el noveno trofeo.
“Será un partido duro, un choque entre los mejores equipos del torneo. Tienen grandes jugadores. Si nosotros hacemos un partido muy largo, ellos tienen la capacidad de desequilibrio, por lo que tenemos que estar bien atentos”, explicó Pablo Aguilar.
En las cinco finales perdidas, desde el Invierno 1997, La Máquina sólo ha podido triunfar en una ocasión en el segundo enfrentamiento; fue en el Apertura 2008 (2-0) ante Toluca, que no sirvió porque cayeron en penaltis.
Con la ventaja de la localía esta noche en el Estadio Azteca, con el 85 por ciento de los boletos a su favor, los cementeros podrían revertir, ya que han pasado nueve años desde que disputó el título con la cancha a su favor.
“Al comienzo de cada torneo, uno tiene expectativas muy altas y todos quieren salir campeones. Estamos a un paso de conseguir algo importante y sería un orgullo muy grande”, subrayó el central de La Máquina.
Los celestes ya no la cruzazulean: En siete partidos, con 85 minutos pasados en cronómetro con el marcador por un gol de ventaja, los cementeros no dejaron empatarse. Si Pedro Caixinha manda a sus jugadores a cerrar el cotejo, lo hacen sin complicaciones.
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