Tenía 16 años cuando murió su padre, Pablo Escobar Gaviria, uno de los narcotraficantes más temidos de Sudamérica. Juan Pablo Escobar hijo, junto con su madre y hermana, huyeron de Colombia para salvar su vida, él cambió su nombre a Sebastián Marroquín Santos y la familia cedió su fortuna a los enemigos.
La familia Escobar se mantuvo en el anonimato hasta el año 2009, cuando Sebastián contó toda la verdad sobre su padre a través de dos libros y un documental.
Desde entonces Sebastián Marroquín realiza una caravana de reconciliación con las víctimas del narcotráfico para difundir un mensaje de paz.
En entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro, Sebastián reitera su intención de desmitificar la figura de su padre, un personaje de contrastes, amoroso con su familia pero cruel con sus enemigos, que los hizo pasar hambre a pesar de estar rodeados de costales de dinero.
La figura glorificada de Pablo Escobar se ha intensificado a través de series de televisión, en donde lo muestran como un personaje indestructible con una vida de lujos, pero Sebastián sabe que no fue así.
He elaborado un artículo que publiqué en mi página de facebook sobre las 28 errores en la segunda temporada de la serie Narcos, de Netflix, porque quise ponerle una gran dosis de realidad a lo que ellos han vendido como si fuera la auténtica verdad, la intención de señalar todo eso es mostrar que hay muchas cosas inventadas en todos esos productos que solamente contribuyen a que la juventud se equivoque y piense que el único camino es el que te muestran en esa historia.
El personaje que ves en esas series es el todo poderoso, nada lo destruye, nada lo afecta, lleno de poder absoluto, se le glorifica y se le agrega un glamour que en suma, en un montón de episodios termina por construir el colectivo imaginario de la juventud, como si ser narco fuera algo aspiracional, cuando la vida de Pablo Escobar lo que nos enseña es todo lo contrario.
Lo muestran por ejemplo escondido en mansiones, cuando en la realidad es que entre más dinero y más poder, más pobremente estaba obligado a vivir, entonces es una gran contradicción. Obviamente la intención de estos shows es hacer que miles se peguen a las pantallas y qué mejor forma de hacerlo que mediante la glorificación. Mientras yo le hablo a miles, ellos le hablan a millones, este tema debería ser tomado con mayor seriedad.
Tuvimos una experiencia el año pasado en Tamaulipas, en donde a los asistentes a mis charlas les hicimos una encuesta sobre cuál había sido la percepción, y lo entendieron el 97.7% como positivo. Entendimos que el mensaje es eficaz para transformar su actitud, para darse cuenta que lo que le han mostrado hasta ahora no es cierto, contribuye eficazmente a que reconsidere su actitud frente a la vida en virtud de estas series que los estaban inspirando.
Por supuesto que esa es una de las consideraciones, lamentablemente todavía no hemos podido encontrar una compañía interesada, todas tienen mucho dinero pero no tienen el interés de salir a comprar la historia que deje mensajes para el bien y la paz de la sociedad. No han podido tener la visión de que dejando un mensaje positivo también se puede hacer un buen negocio.
Desde mi experiencia, me importa y me duele lo que vive el país, pero ojalá que la situación en México nunca se pueda comparar con lo que vivió Colombia en los 80 y 90. Que no se llegue a esos extremos en donde explotaban bombas por doquier, esperemos que se revisen las reglas porque esto no es un problema de mexicanos y de colombianos, las reglas del juego están garantizando la violencia en el continente y en el mundo entero, son las reglas del juego del siglo pasado. Yo he experimentado muchos casos de perdón y reconciliación entre la sociedad colombiana, y en la mexicana también puede darse perfectamente.
He escrito dos libros, que son casi 700 páginas de razones por las cuales yo no me atrevería a repetir esa historia, en mi familia sentimos la responsabilidad de salir a contar historias para convencer a otros de no repetir eso. Hay momentos como por ejemplo estar aguantando hambre con mi padre y sin embargo estar rodeado de millones de dólares, el dinero se supone que estaba ahí para quitarnos el hambre y no, estaba ahí para garantizarnos el hambre, el infortunio y todo lo que te puedas imaginar.
Decidí hacer público mi nombre, vi la oportunidad de compartir con la juventud todas estas experiencias para evitar que ellos pasen todo este dolor. Desmitificar la figura de Pablo Escobar, me siento estrictamente responsable de contar esta historia. Mi padre siempre nos inculcó valores que él nunca puso en práctica, era una contradicción muy grande ver a un padre que nos crió con tanto amor y que afuera era todo lo contrario.
La idea es que a base de videos, fotografías y material de archivo familiar, las personas puedan ver todas las experiencias de vida que juntamos en esos momentos de tanta violencia, donde el país sufrió tanto, debemos recuperar los valores humanos. Contando todo lo que hemos visto en Colombia y que también estamos viendo en México. Esto nos beneficia para que la juventud y la sociedad tomen conciencia de todo lo que pasó y tengamos esa capacidad de cambiar permanentemente.
Estaré en un desayuno networking con la Coparmex en Querétaro, podré compartir todas estas experiencias de vida pero también buscamos la participación del público para no perder la esperanza de que siempre puede encontrarse una salida positiva.