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En la Defensoría de Derechos Humanos (DDH) del estado de Querétaro se privilegia el respeto con los gobiernos estatal y municipales, pero eso “no implica que yo esté vendida con la autoridad”, afirmó la titular de este órgano, Roxana Ávalos Vázquez.
Entrevistada por EL UNIVERSAL Querétaro, subrayó que su actuar y el de la DDH nunca será con fines o bandera política, debido a que no persigue un cargo en lo futuro; además, destaca que su perfil es académico, situación que hace completamente diferente su visión frente a quienes le antecedieron en el cargo.
Ávalos Vázquez detalló que hasta el momento se han atendido mil 200 casos, de los cuales únicamente el 20% son quejas, y la mitad ya se resolvió vía la conciliación; mientras que el 10% restante se encuentra en procedimiento de investigación para determinar si hay o no una probable violación de derechos humanos.
Hasta el momento, puntualizó Ávalos, que durante los siete meses y medio que lleva en el cargo no se ha iniciado una recomendación, aunque recordó que se heredó un caso que si concluyó en recomendación con el gobierno municipal de Arroyo Seco.
¿Cuál es el balance del trabajo realizado, hasta el momento, por la Defensoría de Derechos Humanos?
—Hemos estado en 11 de los 18 municipios a través de un programa nuevo que se llama “Defensoría Itinerante”, con el cual se lleva el trabajo de derechos humanos a diferentes comunidades.
En “Defensoría Itinerante” trabajamos con policías, nos damos una vuelta a los Centros de Salud y en escuelas, donde trabajamos constantemente el tema del bullying entre los estudiantes.
A los policías se les brinda capacitación en derechos humanos, se les indica qué es lo que no pueden hacer en su función como servidores públicos y curiosamente muchos de ellos se sienten maltratados.
¿Tienen registro de algún caso grave de bullying?
—No. Se dan muchos casos de bullying, pero hemos hablado con la autoridad educativa para efecto de contener el problema y los maestros han respondido favorablemente a nuestros planteamientos para mejorarlo.
Hasta el momento, se han atendido cinco quejas por bullying en la Defensoría de Derechos Humanos durante los siete meses y medio que llevó en el cargo.
El problema se da en todas las escuelas, en unas es en mayor medida que en otras, pero lo importante es atacar el fenómeno, insistiendo mucho con los niños y padres en el respeto y los valores, los cuales se adquieren desde el hogar, aunque también creemos que es un trabajo en el que los padres de familia y las escuelas deben colaborar entre sí.
Lo importante es que todos tengan respeto hacia los demás, no es un tema de tolerancia sino de respeto; se debe fomentar el respeto para ir erradicando el bullying.
¿El querer resolver las cosas mediante violencia verbal y golpes, entonces se adquiere desde la familia?
—Por supuesto, es algo que se adquiere desde la familia y los niños siguen el ejemplo de lo que ven en casa con los mayores.
¿También me dice que hay maltrato hacia los policías?
—La ciudadanía tiende a maltratar al servidor público. Está devaluada la imagen del servidor público y sobre todo la del policía.
Hemos visto casos en donde el policía va a infraccionar a una persona y éste termina siendo agredido por el ciudadano, quien en lugar de responsabilizarse de sus actos agrede al policía y el policía responde la agresión.
Lo que vemos es que no sólo los policías son los que actúan mal, sino también el ciudadano.
Se ha vuelto bastante común que el ciudadano quiere que se aplique el derecho a su vecino pero no a él y eso no se vale. Las reglas se deben aplicar para todos.
¿Cuántos casos de policías agredidos tienen ustedes?
—Hay como tres casos en donde agredieron al policía, casos que llegan a uno cuando vamos a la capacitación de los policías, quienes nos dicen que el ciudadano los agreden, pero ellos no denuncian ante la defensoría, debido a que no pueden hacerlo por el hecho de ser servidores públicos.
en este caso, la Defensoría únicamente puede actuar sobre las quejas que interpone la ciudadanía hacia los servidores públicos por probables violaciones de derechos humanos, pero de los policías a la ciudadanía, no.
Un policía agredido tiene la opción de acudir el Juzgado Cívico, al acusar faltas de respeto a la autoridad y se llevan al ciudadano agresor para que lo arresten o éste es acreedor a una multa.
Por eso nos interesa mucho, en la Defensoría, poner en marcha un programa de sensibilización con la ciudadanía para que cumpla con sus deberes y obligaciones de respeto a la ley, pues no solamente se trata de reclamar derechos.
¿En los siete meses y medio que lleva en el cargo ya inició una recomendación?
—Si, una con el gobierno municipal de Arroyo Seco, por el paraje Las Adjuntas, debido a que ahí se estaban presentando muchos casos de personas ahogadas.
Un familiar, hermana de un ahogado, presentó la respectiva queja. Además de la indemnización, lo que se busca es que ya no se vuelva a presentar el mismo hecho en el lugar; insistiremos hasta que se implementen las medidas de seguridad que fueron recomendadas.
Lo que se está observando es que ya se delimitó una zona de riesgo y de peligro, donde se les pide que no se metan a nadar.
Es un asunto que se inició en la gestión anterior. En el tiempo que lleva mi periodo no he iniciado una recomendación; hasta el momento estamos manejando varios acuerdos de responsabilidad con la autoridad, yo calculo que son entre cuatro o cinco.
Cuál es la diferencia del trabajo que viene realizando comprado con el que realizó su antecesor en el cargo?
—Yo tengo una formación totalmente académica, entonces eso significa que para mí el diálogo es fundamental.
Yo creo que la ciudadanía tiene que denunciar, pero la conformación de la Defensoría no es un órgano que esté por arriba de los demás, pero su función es hacerles notar a los servidores públicos y autoridades en donde están fallando y violando los derechos de las personas, entonces es manejar esa situación de la mejor manera.
La resolución para mi es que vaya en favor del quejoso. Por esta razón, mi gestión es más de lograr conciliaciones hasta la medida de lo posible (...) la verdad, no sirve de nada que yo tenga 15 recomendaciones si no se cumple la restauración de los derechos, más bien, prefiero que no haya muchas recomendaciones, pero que al final de cuentas los quejosos se vayan satisfechos porque se restauraron sus derechos.
En este inicio de tu gestión no se observa una confrontación política con el gobierno estatal como si se dio con actores que le antecedieron en el cargo con la autoridad. ¿Cómo es su relación con la autoridad estatal?
—Yo no tengo intereses políticos y, siendo sincera, a mí no me interesa la política, a mí me interesa la gestión en la defensa de derechos humanos. Si somos Defensoría de Derechos Humanos cómo voy exigir que la autoridad respete a la personas si no empiezo yo a respetar a las autoridades.
El trabajo en derechos humanos implica respeto. Derechos humanos debe de empezar por la propia Defensoría hacia fuera y también hacia adentro. Esa es la experiencia que adquirí cuando me desempeñé como “ombudsman universitario”, en donde el respeto fue fundamental para tener un buen trato con las autoridades.
Hay una buena relación con el gobierno del estado y con todos los municipios, nos han recibido bien, nos han tratado bien, sobre todo porque nosotros nos dedicamos a capacitar y ayudar.
¿El objetivo es que no se utilice el tema de derechos humanos como bandera política?
—Sí, que no se use, por eso desde el principio de mi gestión lo he dicho, ni soy política y la Defensoría no es política, a pesar de que estoy en un cargo en el que debo vincularme con la política, pero que yo lo sea, es otra cosa, o que tenga interés político eso si, no.
No se me da la política, más bien, mi vida es académica.
¿No teme que con esta visión se diga que la Defensoría está entregada hacia la autoridad?
—No, eso es otra cosa, aunque habrá quienes lo puedan entender así. Ahí hay un mal entendido, si yo llego y pego de gritos a la autoridad, seguramente la autoridad se va enojar y pegar de gritos no significa que sea la mejor manera de resolver el problema.
Pero si yo hablo de manera respetuosa con la autoridad y se le pide subsanar el problema, seguramente nos ayudará a resolver el problema favorablemente.
El hecho de que yo no pegue de gritos no implica que esté vendida con la autoridad, pero el hecho de que no pegue de gritos, sí implica que trato con respeto a la autoridad, pero también significa que me gusta que la autoridad me trate con respeto, pues no somos un órgano que esté por encima de la autoridad, sino que somos un órgano que fue creado para resolver problemas a derechos humanos, más no quiere decir que somos un tribunal.
La función de nosotros es gestionar, acercarse, conciliar, platicar y resolver el asunto o el determinado problema, y con ello que autoridad actúe apegada a la ley.
¿El nuevo sistema de justicia penal, qué tanto facilita el trabajo de ustedes en derechos humanos y qué tanto beneficia al ciudadano?
—Se privilegia la inmediatez. Yo si le veo bondades al nuevo sistema de justicia penal.