Pocos minutos después de las 2 de la tarde del viernes 4 de agosto, personal de la Secretaría de Gobierno y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana llegó al número 312 de la avenida Camino Real de Carretas, en el Fraccionamiento Milenio III de la capital queretana. ¿El motivo? Clausurar una de las dos sucursales del restaurante de mariscos La Carreta del Pacífico.

Después de hacer una serie de revisiones, las autoridades estatales, acompañadas de una oficial de policía, iban colocando los sellos en diversos puntos del negocio. En tanto, trabajadores del lugar apresuraban el paso para sacar el producto que iba a ser utilizado en el día, como camarones, pescados y demás productos del mar que ofrecen diariamente en su menú.

De acuerdo a reportes de EL UNIVERSAL Querétaro, hasta el pasado jueves, la operación de las dos sucursales transcurría con normalidad. Ambas lucían con afluencia considerable. Sin embargo, este día el panorama era distinto.

Una veintena de personas, entre autoridades estatales, trabajadores y encargados se desperdigaban a lo largo del establecimiento. A pocos minutos de haber iniciado la colocación de sellos de clausura, unos cuantos medios de comunicación estaban al tanto de los detalles de este procedimiento. En ese instante se escuchó una voz femenina; en tono enérgico pidió a los pocos reporteros y fotógrafos que estaban ahí, que se alejaran del lugar y advirtió que no quería ver nada publicado.

Conforme pasaban los minutos, la tensión crecía. Encargados y trabajadores ingresaban al inmueble contiguo. Al parecer, también es alquilado por los propietarios del restaurante. Las cortinas comenzaban a ser cerradas para evitar que la prensa pudiera ver lo que había en el interior.

Varios vecinos curiosos se acercaban a preguntar los motivos de la clausura, pero ninguno obtenía una respuesta clara y contundente. Ninguno sabía que estos restaurantes tienen un vínculo con el jefe delegacional de Tláhuac, Rigoberto Salgado. El asombro era evidente.

Algunos autos de lujo se estacionaban frente a este negocio; sus tripulantes intercambiaban algunas palabras con los encargados y se retiraban.

Una vez terminada la colocación de sellos en este inmueble, los tres funcionarios y la policía estatal que los acompañaba se subieron a un auto Tsuru, eludiendo lo más posible los cuestionamientos de EL UNIVERSAL Querétaro. Sólo comentaron que la razón del cierre había sido por no cumplir con las condiciones adecuadas de seguridad.

Camino Real de Carretas es la avenida principal del Fraccionamiento Milenio III, la cual tiene una intensa actividad comercial e inmobiliaria. Entre plazas comerciales, restaurantes y demás negocios se encuentra La Carreta del Pacífico desde hace un par de años.

Minutos más tarde, esos mismos funcionarios se presentaron en la otra sucursal, ubicada en la esquina de Constituyentes y Josefa Ortiz de Domínguez, en el municipio de Corregidora.

El proceso fue casi idéntico. Poco a poco los trabajadores iban sacando los productos que iban a utilizar. Aquí ya había algunos comensales que tuvieron que abandonar el establecimiento. Bajo la enorme palapa que caracteriza a esta sucursal se encontraba un nutrido grupo de personas que hacían evidente su desconcierto por lo que estaba sucediendo.

Nadie quiso hablar. Parecía una orden. Todos huían ante cualquier intento del reportero de EL UNIVERSAL por querer saber más. El hermetismo fue el denominador común.

Minutos después salió un camión blanco del inmueble, en el que al parecer transportan artículos perecederos. Pues este día se convirtió en un autobús de transporte de personal. Uno a uno iba subiendo en la parte trasera para ser llevados a sus domicilios.

Con una amplia sonrisa, uno de los trabajadores se apuntó a decir: “Ya nos vamos en la bestia”.

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