Esta es la primera vez que donaré sangre. De entre varios lugares para hacer donaciones en Querétaro decido acudir al Centro Estatal de Transfusión Sanguínea, a un lado del Hospital General, que además es el Banco Estatal de Sangre. Amigos y familiares me recomendaron llegar a tiempo para ser parte del primer grupo en ser atendido.

Llego a las 6:30 de la mañana al hospital y ya hay tres personas antes de mí esperando en una fila. Nosotros, el primer grupo entramos hasta las 7:00 de la mañana. Para no perder nuestro lugar, esperamos afuera soportando el frío. Junto con nosotros esperan al menos 10 migrantes que duermen en el piso de los patios y jardines del hospital, tapados de pies a cabeza con una sola cobija, abrazando sus mochilas y demás pertenencias.

Cuando marcan las 7:00 de la mañana, entramos al área de donadores de sangre, una enfermera nos acomoda en un pequeño salón de usos múltiples, somos un grupo de entre 20 y 25 personas.

Honestidad, clave de la donación segura.

El lugar está lleno de carteles informativos sobre el proceso para donar sangre además de invitaciones para ser donador altruista. Una enfermera nos da la bienvenida y nos explica el procedimiento.

“Buenos días a todos, bienvenidos al banco de sangre de Querétaro, es muy importante que con honestidad respondan a cada una de mis preguntas porque de eso depende que los consideremos aptos o no para ser donadores.

“Ahora contamos con tecnología que nos informa de cualquier anomalía en la sangre, pero aún así hay cosas que los aparatos más modernos no pueden detectar, por eso requerimos que sean honestos.

“¿Quién de ustedes ha tenido polio o hepatitis? ¿alguno se hizo tatuajes o perforaciones en el último año? ¿padece alguno de ustedes de alta o baja presión?”.

A cada pregunta hecha por el personal médico, una o dos personas levantan la mano respondiendo que sí a las preguntas y la enfermera los descarta como posibles donadores.

Continúan las preguntas, cada vez se vuelven más minuciosas. ¿Alguno ha tomado algún medicamento en la última semana? ¿han consumido productos Herbalife o algún tipo de vitamina?¿las mujeres han tenido cesárea o legrado en los últimos seis meses? Y continúa descartando a las personas como donadores.

Al término del interrogatorio quedamos sólo 15 personas. Un segundo enfermero revisa nuestros niveles de presión, los que sí somos aptos pasamos a una segunda sala para que el personal obtenga tres muestras de sangre, mismas que se examinan en ese momento mientras nosotros vemos las noticias y tomamos agua de naranja.

Una doctora grita mi nombre y me pide que pase al consultorio, eso significa que mi sangre es sana y mis niveles de presión son los adecuados. Me realiza una entrevista sobre sexualidad y consumo de drogas.

¿Cuántas parejas sexuales has tenido en tu vida? ¿tienes pareja formal? ¿tú o tu pareja han tenido relaciones sexuales con personas del mismo sexo? ¿has consumido algún tipo de droga ilegal? ¿cuál fue tu operación más reciente?

Al término de la entrevista, la doctora me informa que soy apto para donar sangre, me pide que firme una responsiva en donde acepto que fui sincero en mis respuestas y que además permito que mi sangre sea utilizada en otros pacientes.

Una vez que firmé los documentos necesarios, paso al lugar en donde finalmente donaré 450 mililitros de sangre.

El mismo enfermero que revisó mi presión me indica en qué lugar debo recostarme, son sillones amplios y cómodos, reclinables.

Coloca un torniquete en el brazo donde mis venas se distinguen más fácilmente. Hace unas pequeñas conexiones entre agua, manguera y una pequeña bolsa de plástico.

Toma menos de 15 minutos

La aguja entra sin ninguna complicación, el dolor es casi imperceptible, apenas ha durado un segundo y la sangre comienza a fluir, me extraña que sea más de color café oscuro que un rojo brillante. El enfermero nota mi extrañeza y me dice que la sangre real no es como se ve en las películas.

Deja todo instalado y la pequeña bolsa de plástico reposa en una especie de cuna, una plataforma que cada cierto tiempo se mueve de un lado a otro para que la sangre no se coagule.

Pasaron cinco minutos, el enfermero regresa con un jugo en un envase de cartón y un sándwich de jamón, me dice que debo tomarme la bebida con pequeños tragos y que cuando termine la donación tendré que comer el sándwich.

La extracción de sangre duró sólo 15 minutos, en todo este tiempo tuve que cerrar y abrir el puño de mi mano para que la sangre no dejara de salir. Una vez que la bolsa está llena, una discreta luz verde se enciende y la plataforma anti coagulante se detiene.

El enfermero vuelve para desconectarme, coloca una gasa en el lugar de donde retiró la aguja y me pide que mantenga el brazo flexionado. Comienzo a comer mi refrigerio, no puedo levantarme del sofá hasta que no me lo termine.

Pocos concretan donación

Termino mi refrigerio y estoy lista para irme, veo que del grupo de 25 personas que pretendíamos donar, sólo cuatro fuimos aptos para hacerlo.

Paso a la recepción donde me entregan un comprobante del donativo. Salgo del hospital y son las 9:00 de la mañana, la extracción de sangre duró sólo 15 minutos, pero completar el proceso me tomó dos horas. A diferencia de lo que me dijo la gente, no sentí dolor, ni terminé con moretones, ni tampoco sentí que me desmayaría después de donar sangre.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando una persona dona sangre se extraen 450 mililitros, que equivale al 7% del líquido total en el cuerpo.

El organismo también señala que el tipo de donación más recurrente en México es la de “reposición”, es decir, donaciones que se realizan para apoyar a un familiar o amigo hospitalizado, sólo 2.7% de las donaciones de sangre en nuestro país se realizan de manera altruista.

De acuerdo con datos del Centro Estatal de Transfusión Sanguínea, sólo el 6% de las 15 mil unidades de sangre que se producen al año en sus instalaciones, corresponde a donaciones altruistas.

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