El menor, de ocho años de edad, había caído de una azotea en una comunidad alejada del municipio de El Marqués. La ambulancia más cercana estaba al menos a 40 minutos y la condición del niño era crítica. Un policía de esa localidad le brinda los primeros auxilios y llama al Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), para solicitar apoyo de traslado aéreo.
La ambulancia aérea responde y vuela hacia donde el oficial solicita el traslado. Sigue desde el aire a la patrulla, los pilotos localizan un punto de aterrizaje. Un paramédico baja y comienza a atender al menor en la patrulla.
“Hoy ese niño está en su casa, justamente volviendo a vivir su primera Navidad”, dice el jefe del CRUM, Carlos Casillas Cuellar, quien señala que las operaciones que realizan en traslados aéreos son siempre de pacientes críticos, cuya única oportunidad de sobrevivir es cuando la ayuda llega del cielo.
Casillas Cuellar comenta que la idea tener una ambulancia aérea en el estado no es reciente, pues las aeronaves propiedad del gobierno del estado eran usadas de manera esporádica con ese propósito hace 20 años, aunque hubo años en los que no se usaba para ningún traslado de emergencia.
“A principios de esta administración el gobernador (Francisco Domínguez Servién) la indicación que nos dio fue que armáramos un proyecto respecto a la operación de esa ambulancia y dejara de tener un uso ejecutivo, pues el helicóptero desde un inicio estaba boletinado de fábrica para usarse como ambulancia.
“Lo que hicimos, junto con la Coordinación de Servicios Aéreos del Gobierno del Estado, fue un protocolo de atenciones, de acuerdo con los protocolos internacionales en qué situaciones podría salir y quiénes se verían beneficiados del servicio. Esto se le comunicó a los hospitales y a las unidades municipales de Protección Civil para que ellos consideraran el uso de la misma”, indica.
Comenta que para usar la ambulancia aérea se requiere de un equipamiento específico para cuidados críticos, que va desde medicamento, monitor desfibrilador, un monitor muy específico que pueda tener uso en distintas altitudes y un ventilador mecánico para un uso mucho más específico.
En cuanto al personal, éste debe estar certificado en transportación aeromédica, que se logra a través de una certificación internacional, validada por una organización en Estados Unidos y por la Dirección Nacional de Aviación Civil.
En el CRUM se cuenta con seis paramédicos de vuelo certificados, quienes tripulan la aeronave en los diferentes turnos. La certificación, explica Casillas Cuellar, es un diplomado que se toma durante ocho meses, y que lleva un entrenamiento específico, pues hay otras com plejidades al momento de atender a un paciente en el aire, además de las limitantes de espacio que hay en el aparato.
Además debe de ser una persona muy fina en el entrenamiento para que decida qué pacientes pueden y no pueden ser beneficiados con el servicio, pues no todos pueden ser trasladados por condiciones fisiológicas que no lo permiten.
Apunta que en 2017 se realizaron 38 traslados, más de dos por mes, haciéndose cobertura en la mayoría de los municipios del estado, con excepción de Arroyo Seco y Landa de Matamoros, porque no ha habido oportunidad.
“Se ha pedido apoyo para Guanajuato, debido a la cercanía y porque toda su área noreste está más descentralizada, entonces la parte de San José Iturbide, San Luis de la Paz, toda esa zona nos han pedido apoyo, estamos más cerca”, agrega. Inclusive han trasladado de Querétaro a hospitales de tercer nivel en la Ciudad de México.
Asimismo, tienen coordinación con los hospitales en la entidad, pues en algunos casos deben de prestar el apoyo.
“En el caso de trasplante de órganos, nada más hemos apoyado en el Sector Salud. Una operación muy llamativa fue cuando se estaban trasplantando de manera simultánea en San Juan del Río y en Querétaro. El donador estaba en San Juan y ya se estaba haciendo la cirugía en Querétaro. El helicóptero nos ayudó para poder trasladar a los cirujanos y los órganos, ida y vuelta, y esto permitió que mientras se estaba haciendo la cirugía, estaban en tránsito los órganos y los médicos”, subraya.
El CRUM concentra las emergencias que se generan en estado, teniendo una coordinación cercana con los C4 y los municipios, vía telefónica.
Cuando tienen una emergencia médica inmediatamente alerta sobre la misma. “Nosotros tenemos una prealerta de vuelo, que quiere decir que se prepara la aeronave, pues requiere una preparación especial, y se queda lista para despegar. En el momento en el que se nos activa, la nave se pone en vuelo y se prepara la zona de aterrizaje (en el destino) que debe de tener sus peculiaridades”, abunda.
Añade que para ello hicieron una capacitación en julio de 2017, con más de 350 personas para enseñarles la coordinación en el zona de aterrizaje.
Se tienen dos helicópteros en uso formal como ambulancia, uno es un M355, de Eurocopter y un B3, de Airbus, los cuales están rotulados como ambulancias aéreas. El tiempo de reacción ante una llamada de emergencia es menor a los 10 minutos. Incluso, en siete minutos, desde el pedido de apoyo, ya pueden estar en vuelo.
El piloto y el mecánico tienen un protocolo de revisión del helicóptero y su chequeo de vuelo que consiste en calcular el combustible, de acuerdo al peso y distancia por recorrer y de las condiciones climáticas.
A pesar de lo estresante del trabajo, Casillas Cuellar señala que las satisfacciones también son muchas, pues las operaciones que se realizan son de alto impacto, son pacientes críticos, a quienes llaman “pacientes de última oportunidad”, pues su última chance de no perder la vida, es con la ayuda que viene del cielo, la que desciende de un helicóptero ambulancia.