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Padre Elmo, el arte de evangelizar con títeres

Dirigir un mensaje ameno y simple a los niños es el principal objetivo de este método de enseñanza.

El padre Alfredo utiliza títeres para explicar la palabra de Dios en un lenguaje adecuado para los menores. / Foto: DEMIAN CHÁVEZ
09/04/2018 |03:31Alma Gómez |
Redacción Querétaro
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Después de leer el evangelio, el padre Alfredo desaparece por un momento del altar y vuelve con un títere de Elmo puesto en su mano derecha. “Un aplauso para nuestro amigo Elmo, por favor”, dice el sacerdote y los niños sentados en primera fila son los primeros en aplaudir.

“Hola amiguitos ¿Pusieron atención a la lectura? ¿Cuál es la oración que más se repite?”, pregunta el personaje rojizo de Plaza Sésamo, quien explica a los niños el significado del evangelio mientras los pone a gritar unísono ¡La paz está en ustedes! Pues dice que ese es el mensaje que cada uno de los pequeños debe guardar en su corazón y llevarlo de reflexión a casa.

Esta dinámica se repite cada domingo a las 11 de la mañana en el Templo San José de Gracia, justo en el Centro Histórico de Querétaro, donde el padre Alfredo Hernández Ramírez oficia misas desde hace dos años y medio utilizando la ventriloquia para conseguir la atención de los niños.

La homilía acompañada de este personaje rojo y peludo, con ojos fijos y nariz naranja dura apenas unos minutos porque el sacerdote debe terminar pronto la ceremonia, pues dará una conferencia en Madrid, España, su vuelo lo espera.

Elmo cruza unos cuantos diálogos con los pequeños, quienes ya están acostumbrados a más.

Los padres de familia que acuden con frecuencia a esta misa, comparten que todo el tiempo el padre Alfredo acompañado de Elmo, Enrique o el monstruo come galletas socializan con los más pequeños y explican la palabra de Dios en un lenguaje adecuado para ellos.

“Es un momento muy bonito porque los niños de verdad se entusiasman con esta misa, son ellos los que quieren venir y ponen atención a las lecturas porque saben que estos monitos van a hacer preguntas y quieren responder correctamente”, comparte Teresa, quien cada domingo acude con su hija de cinco años a esta ceremonia religiosa.

“Es muy entretenido para ellos y para nosotros -comparte un padre de familia-, a mí en lo personal me recuerda a mi infancia, yo también conocí a un padre que nos regalaba pelotas en la homilía si respondemos bien algunas preguntas o si ponemos atención. Me da gusto que aún existan sacerdotes con esa iniciativa”.

El sacerdote despide a su compañero de trabajo. ¡Adiós Elmo! dicen los pequeños, ¡Pórtense bien amiguitos!, el sacerdote desaparece brevemente y en esta ocasión vuelve sin compañía. Los niños aún sonríen y platican en voz baja entre ellos, tal vez recuerdan alguna frase o expresión del simpático personaje.

Padre ‘Elmo’

Alfredo Ramírez es sacerdote desde hace una década y utiliza títeres desde hace siete años. Mientras se quita apresuradamente el alba y la casulla en la sacristía de la parroquia, comparte en entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro que se inspiró en algunos otros religiosos que en su momento utilizaron marionetas con el mismo fin, cautivar a los niños y lograr que estos comprendan los mensajes de la biblia, que a veces son complicados para los adultos mismos.

Recuerda la primera vez que utilizó estos personajes. Una noche antes de utilizar este recurso en la ceremonia religiosa, se paró frente al espejo, colocó un títere en su mano y practicó un breve discurso; reconoce que se sintió ridículo, tenía dudas sobre utilizar dichos muñecos, pero sus ganas de intentarlo fueron más grandes.

“Mi primera experiencia fue cuando yo me vi al espejo un día previo a la misa, me sentía ridículo, tenía dudas, pero cuando usé esos personajes por primera vez ya en misa y vi todo lo que causó en las personas fue muy satisfactorio. Saqué al títere y todos gritaron ¡Elmo! Adultos y niños, todos se sorprendieron porque ese muñeco ha formado a muchas generaciones, fue muy bonito ver una verdadera fiesta, cuando vi todo lo que significaba para los niños seguí haciéndolo”.

“Comencé a utilizar a los personajes de Plaza Sésamo porque esos muñecos tienen una función pedagógica. He visto padres que sacaban marionetas o teatro guiñol, pero yo lo quise hacer más cercano todavía, con personajes que ellos conozcan, ha funcionado muy bien, algunos niños me han llamado hasta el padre Elmo”.

Recuperar la atención de los niños

Dirigir un mensaje ameno y simple a los niños es algo que poco a poco se ha olvidado entre los sacerdotes, pero no en el Padre Alfredo, quien considera que el reto para los religiosos es conseguir la atención de los más chicos, que generalmente viven una realidad saturada de imágenes, colores y un sin fin de distracciones.

“En los documentos de la iglesia que hablan sobre la homilía dicen que se debe utilizar un lenguaje familiar, nosotros como sacerdotes tenemos que buscar todos los recursos que faciliten que la palabra de Dios llegue a la gente, hacer lo que sea necesario sin perder la dignidad de la liturgia”.

“Poco a poco se van haciendo intentos para que esto no se pierda, el Papa Francisco ha dicho eso mismo, creo que es cuestión de cada sacerdote, la intención de llegar a todos los públicos de todas las edades. Ese es el reto, ante un mundo tan globalizado, tan saturado de imágenes, colores, tenemos que hacer que las misas sean más cercanas a la gente”.

Desde hace siete años el padre Elmo, como lo llaman algunos pequeños, ha utilizado títeres para hacer más digerible las escrituras de la biblia y los resultados encantan a cualquiera.

Siempre baja un poco la asistencia de niños a misa durante las vacaciones, pero lo común es que la pequeña iglesia de San José, frente al hotel La Marquesa, se abarrote de niños que esperan ansiosos el momento en que algún personaje infantil aparezca y haga una fiesta en medio de tanta solemnidad.

“Siempre quise llegar al niño en su idioma, con sus símbolos, es impresionante cómo disfrutan eso, siempre bajo del altar y les hago preguntas y noto que los niños se aprenden frases exactas que dice Elmo y si eso mismo lo dice el sacerdote pues no entienden igual el mensaje”, comenta el padre Alfredo Hernández Ramírez, originario del Estado de México.