“La gente prefiere todavía las promociones de cinco por 50 [pesos] porque todavía no tienen internet en todas las casas y no tienen acceso a plataformas de películas en línea”, afirma Rodrigo ‘N’, quien desde hace cuatro años vende películas “piratas”. El local está bien ubicado, cerca de los edificios de gobierno, un jardín y un templo católico. En su interior están acomodadas las películas por géneros, como infantiles, acción, aventura y drama, incluso hay algunos títulos que no son tan comerciales, como la cinta inspirada en la vida del piloto de Fórmula Uno, Bruce McLaren, de origen neozelandés.

Rodrigo, comenta que en la zona donde vende, la gente prefiere tener las películas físicas, incluso algunos le preguntan si les puede convertir sus películas de formato VHS a DVD.

Los carteles de películas decoran el sitio. Se pueden ver algunos títulos como “El Renacido”, del director mexicano, Alejandro González Iñárritu, y otras que aún están en cartelera.

Confiesa que al día vende alrededor de 25 o 30 películas, con un precio unitario de 15 pesos, o cinco títulos por 50 pesos.

“Aquí la gente todavía prefiere las cosas a la antigüita”, señala el joven, quien en una pantalla reproduce una película bélica, cuyo volumen alto se escucha hasta la calle.

Sin embargo, por las fechas, son otras las películas que se venden más. Las historias para menores son las más buscadas por los clientes, en el periodo vacacional los niños tienen más tiempo libre en casa, y para matar el aburrimiento recurren a los filmes, además muchas familias no pueden llevar a todos los niños al cine.

En estos días se venden más “las infantiles porque son vacaciones, para tener a los chamacos entretenidos en algo; al igual que las de acción. Las de terror sólo son por temporadas”.

El surtido de películas es vasto

Precisamente los títulos infantiles son los que ocupan un espacio predominante en el lugar, además las “portadas” multicolores llaman la atención. Las películas de drama y acción también ocupan un lugar destacado, aunque la variedad es menor.

Apunta que por su ubicación, las mejores fechas para vender películas es en durante las festividades cívicas y religiosas, “porque aquí bajan de rancherías, de comunidades, muchos se llevan de 10, a 15 películas, hasta les hago promoción, se las dejo en 10 pesos cada una, o si compran muchas les regalo una”.

En tanto, para convertir las cintas de formato VHS a DVD, dice que debe recurrir a un conocido para que haga el trabajo. Se lo lleva, “y ahí nos vamos a michas”.

Comenta que cada 15 días se surte de diversos filmes, aunque a veces le mandan imágenes de algunos “clones”, y va cada semana a surtirse. Cada vez que lo hace compra entre 400 y 500 películas, que se venden poco a poco, pues no todas se compran rápidamente.

Sobre la competencia que enfrenta, sostiene que es sólo es cuando hay tianguis, pues en la zona donde está su local no hay competencia, siendo el único que ofrece este producto a la comunidad, por lo que le va muy bien.

Rodrigo abre todos los días, de 9:30 a 20:00 horas de lunes a viernes; mientras que sábado y domingo lo hace de 9:30 a 14:00 horas.

Explica que a él le gustan las películas de drama. La última que vio fue “Antes que sea tarde”, un documental que aborda el tema del cambio climático y las medidas que deben tomarse para evitar un desastre global.

Sobre el género de terror, precisa que ha visto muchas, pero a la mayoría las considera “churros”, son para pasar el rato.

Destaca que también llega a recibir encargos de clientes que le piden ciertos títulos o géneros de películas. Algunos los puede conseguir, pero otros no los maneja.

“De hecho, ayer un señor me pidió una película XXXXX. Hasta me metí a internet para ver cuáles eran esas, pero de esas si no le manejo porque son [porno] con animales, con muertos, una onda así como snuff. Aparte de que es ilegal”, dice entre risas.

El cine para adultos también está presente en el negocio de Rodrigo, pero no está a la vista del público, ya que muchos niños entran al local y sería inapropiado que vieran las imágenes que están en las carátulas de las mismas.

Ese material lo tiene a un lado de su mostrador en una pequeña caja de madera, donde los clientes pueden ver el material que desean comprar. “Lo tengo en la cajita porque es el paso de los niños de la escuela y el kinder, para no tenerla afuera”, explica.

Agrega que nunca ha tenido ningún problema con la autoridad por las distribución de películas. Incluso, dice, muchos policías son clientes de su negocio.

Precisa que el éxito de su negocio se debe, en parte, a que la gente prefiere tener de manera física el producto, en internet, a través de las distintas plataformas, lo pueden ver. “Pero ahí se acabó, no lo puedes prestar, la gente es de prestar las películas, al primo, a otras personas, ya todas rayadas, pero las prestan”, expresa.

Asimismo, menciona que los carteles los consigue en la ciudad de Celaya, Guanajuato; mientras que las películas se las llevan de esa localidad o de la Ciudad de México, que es en donde se consigue la mayoría del material.

Con la llegada de las nuevas tecnologías y la oferta de contenidas en línea, las franquicias dedicadas a la renta de películas desaparecieron, la última al menos hace dos años, con la salida de la empresa Blockbuster del mercado, que en Estados Unidos se declaró en bancarrota, aunque en México permaneció abierto un tiempo más.

Además, en muchas comunidades de la entidad no existe el servicio de internet, por los costos del servicio; así como el pago por ver las películas y series en línea, privan a muchas personas del acceso al entretenimiento.

Rodrigo, como muchos otros, encuentran en la venta de películas un sustento económico, aunque de acuerdo a los especialistas, la piratería y el contrabando en México fue equivalente a 1.25% del Producto Interno Bruto (PIB) en el año 2015.

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