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Los más de 50 hornos comenzaron a encenderse desde las primeras horas de la madrugada; luego de aproximadamente cuatro horas, desde el interior de la tierra salieron las primeras bocanadas de vapor indicando que se tenía la temperatura correcta; entonces los cocineros echaron dentro algunos kilos de tierra o arena, después varias pencas de maguey y finalmente la carne de chivo, borrego o res, que se convirtió en una deliciosa barbacoa.
Para las ocho de la mañana, la mayoría de los hornos estuvieron listos para destaparse y recibir a los primeros visitantes de la Feria de la Barbacoa y el Pulque, en la comunidad Boyé, en el municipio de Cadereyta.
Esta feria se ha convertido, a lo largo de los años, en una gran fiesta de la gastronomía a la que acuden grandes y chicos; el ambiente es familiar y jocoso, invita a bailar con la música de los mariachis que tocan de mesa en mesa, invita también a gritar y reírse a carcajadas en los juegos mecánicos, y por supuesto, a degustar una rica barbacoa con tortillas hechas a mano, al igual que las salsas picantes y los llamados ‘picos de gallo’.
La comunidad de Boyé, flanqueada por cerros enverdecidos, neblina espesa en las primeras horas del día y nubes negras amenazando con dejar caer un aguacero, fue el escenario ideal para la convivencia y el esparcimiento.
Desde que uno entra a la feria se encuentra con varios pasillos formados por vendimias; productos de piel, juguetes tradicionales, frutas, semillas, ropa, sombreros, joyería y demás. La mejor parte estuvo al final del recorrido, donde las decenas de puestos de barbacoa se esforzaron por captar a los clientes.
A varios metros de distancia se distinguía el olor a barbacoa, entre tanta variedad los visitantes no sabían en cuál negocio detenerse. Los cocineros, orgullosos de su trabajo, abordaban a los clientes con pequeñas muestras de carne: “Pruebe nuestra barbacoa, patrón, aquí tengo lugares disponibles”, “Tenga una muestra de nuestra barbacoa, señorita, ¿ya desayunó’”, decían unos y otros.
Muchas familias eligieron sentarse a desayunar alrededor de los hornos para tener la barbacoa más fresca; otros optaron por comer en el área común, llena de tablones y sillas disponibles.
En el horno número cuatro, Antonio Hernández Arana, sirve sin parar cuartos, medios kilos y kilos completos de barbacoa, lo ayudan sus hijos, nietos y sobrinos. La ‘Barbacoa Don Chon’ es un negocio familiar con una tradición de más de 60 años; esta familia de cocineros nunca deja de participar en la feria.
Entre 50 y 60 hornos
“Ya somos tres generaciones cocinando y vendiendo barbacoa, fue mi papá, ahora somos sus hijos y ahora ya también están en esto mis hijos y sobrinos, nosotros hacemos todo, desde matar el borrego, hasta servir unos taquitos a los clientes. Desde que tengo memoria mi papá ha trabajado en esto”
“En esta feria calculo que somos como 50 o 60 hornos, no competimos entre nosotros, todos venimos aquí a vender lo que cocinamos, hoy preparamos 6 borreguitos para vender aquí, pero hemos preparado 8 o 10 borreguitos. En nuestro negocio tenemos años de experiencia, formas de preparar la barbacoa que no tienen los demás, algunos por ejemplo sólo lo hacen por dinero, a nosotros nos interesa que la gente se vaya contenta después de comer con nosotros. Tardamos unas 8 horas en preparar la barbacoa, desde que iniciamos a preparar el horno”, comentó.
Secreto de familia
En el horno de al lado estuvo ‘la barbacoa del tío Layo’, así lo conocen todos, pero su nombre es Eladio Hernández Reséndiz, quien también compartió orgulloso que antes de él, su padre, su abuelo y bisabuelo cocinaron y vendieron barbacoa. Ahora, dice el tío Layo, el negocio pasará a manos de sus hijos y sobrinos, quienes se encargaran de dar continuidad a esta tradición gastronómica.
“No voy a decirles mi secreto -dice- pero sí les aseguro que mi barbacoa es la más rica de Boyé y de todo Querétaro”.
“Mi santo padre me enseñó a preparar la barbacoa, y a él lo enseñó su abuelo y antes su bisabuelo. Desde que yo estaba chiquillo cocinaba con mi padre la barbacoa, nomas viendo fue como aprendí. Ahorita ya somos la cuarta o quinta generación en el negocio, ahora también mis hijos ahí va metiéndose al negocio. Cada día nos tardamos como siete horas en preparar la barbacoa, desde que preparamos los hornos, lo hacemos con mucho amor”, agrega.
Además de las distintas barbacoas, también se tuvieron decenas de negocios de pulque y curados de más de 20 sabores distintos. La Feria de la Barbacoa y el Pulque es el evento más importante para los habitantes de la comunidad Boyé, a la feria asisten más de 30 mil visitantes en cada una de sus ediciones, según las autoridades del sector turístico.