Es casi mediodía del domingo en la colonia La Cruz, y en la calle Nogales algunos de los vecinos colocan estructuras de madera en las entradas de sus casas para protegerlas de los toros que serán liberados minutos más tarde. “La Correteada” es una de las actividades que año con año se organiza en la colonia de la delegación de Santa Rosa Jáuregui para celebrar las fiestas de la Santa Cruz, en el último fin de semana de mayo. Esta festividad consistió en soltar cinco toros y vaquillas en un par de calles de La Cruz, desde Fresno hasta la escalinata de la capilla, lo que desató la corretiza de intrépidos hombres de todas las edades que esperaban las embestidas.

Familias entera: niños, niñas, jóvenes y adultos esperaron ansiosos mientras acomodaban tarimas de madera para resguardar sus domicilios con improvisados burladeros, desde donde los menos osados atestiguaban el paso de las reses.

Sobre decenas de casas las personas también se acomodaron en los techos para presenciar el espectáculo.

Tras garantizar la seguridad de los presentes, ya que los organizadores no darían inicio si faltaba alguna protección en alguna de las casas, a las 13:32 horas se liberó la primera res de color café con la que empezó la corredera, la rechifla y la convivencia de toda una colonia.

Una banda entonaba pasos dobles mientras la res recorría las calles. Enseguida fue liberada otro toro más y ambos bureles iban y venían entre decenas de valientes que encaraban a los toros para después huir y resguardarse en alguna casa o entre las ramas de algún árbol.

Un tercer toro fue liberado y se unió al juego. Las latas de cerveza no dejan de destaparse ante el calor inclemente que no cesa; al contrario, con el paso de los minutos incrementa considerablemente.

Una gran convivencia se generó entre los presentes. Algunos dejan pasar a los que escapan de los toros, otros disfrutan detrás de burladeros improvisados que resguardan a los más pequeños de las familias y aquellos que prefieren observar.

La banda continuaba tocando, aunque las reses ya no recorrían a lo largo de la calle y se quedaban muy cerca del camión que las había llevado al lugar. Decenas de jóvenes las incitaban a embestir.

El quinto toro

A las 14:08 horas soltaron el quinto toro, el de mayor tamaño y por ende, el más imponente de todos los que se utilizaron para la celebración. Su ímpetu hizo que de nueva cuenta los valientes encararan a los astados para que recorrieran las calles en medio de los silbidos de los entretenidos espectadores. Fue una correteada que se alargó. Con lazos algunos hacían que los toros siguieran con sus recorridos y no dejaran de correr.

Alrededor de las 14:25 horas cayó un joven, tras correr y enredarse con un extremo de la cuerda con la que habían amarrada el cuello de un toro. Nada de consideración.

Otro joven fue alcanzado por uno de los toros y cayó al piso, pero logró evitar la cornada al sujetar la cornamenta del burel, mismo que se distrajo y continuó con su recorrido, aunque eso sí, la rechifla en tono de burla sonó fuerte y todo queda en el golpe.

La celebración disminuye debido a que por más que les insisten, los toros ya no recorren la calle, por lo que pasadas las tres de la tarde los toros son devueltos a su camión y se a por terminada la correteada.

Comienza el desfile

La fiesta comenzó desde el sábado en la tarde, alrededor de las 18:00 horas. La primera actividad que se programó fue el traslado de la Santa Cruz desde la parroquia de Santa Rosa de Lima, donde la bendice el padre del lugar, en el centro de Santa Rosa Jáuregui, y de ahí regresan caminando, cargando la cruz, hasta la capilla de la colonia, su lugar de origen, seguida de una fiesta de espuma que tuvo lugar en la esquina de la calle Jacarandas con Álamos y que inició a partir de las 20:00 horas.

Para el domingo, las actividades continuaron con la entonación de las mañanitas para la Santa Cruz, a las seis de la mañana, que incluyó un alba de cohetones. Desde las 10:00 horas comenzó un desfile por las calles de la colonia integrado por varios tambores, el grupo de danza Nuestra Señora de Guadalupe, seguido por siete caballos que bailan al ritmo de las trompetas y tambores, y atrás de ellos venía otro grupo de caballos montados por niños, jovenes, una mujer y adultos por igual.

Asimismo, en calles aledañas, paralelo a la correteada, se realizó la primera carrera atlética de la colonia La Cruz, debut del evento deportivo que sirvió de complemento a la tradición local que contó con decenas de corredores que se sumaron al festejo.

Festejo previo

Antes de la correteada dominical se realizó un desfile por las calles de La Cruz, acompañados por el grupo de danza Águilas de Santiago, la banda musical Banda Bajío y los caballos bailarines de los hermanos Razo. Hubo también bailes folclóricos, así como una misa de acción de gracias a la Santa Cruz, la cual se celebró a las 17:00 horas.

Posteriormente, alrededor de las 18:00 horas, se realizó la tradicional subida de la Santa Cruz al cerro grande en la que la mayoría de los habitantes de la colonia acompañan el recorrido para después regresar y seguir con la fiesta amenizada con la música de la Banda Bajío y que terminó con la quema de un castillo de cuetes y los vistosos juegos pirotécnicos.

Don Leonardo Becerra, con 62 años y quien ha participado en la organización del festejo en años anteriores, recordó:

“Desde que tengo conocimiento se hace esta fiesta, estamos hablando de hace 55 años... en ese entonces no se hacía la correteada, esa llegó hace unos 15 años, ya fue de lo último que se adaptó estos festejos”.

Se trata de un festejo que, según cuenta don Leonardo, nació porque “supuestamente un soldado un día subió el cerro grande y colocó una cruz y desde ahí hubo quien se interesó hacer la fiesta cada mes de mayo. Anteriormente en aquellos años lo hacía gente que vivía en el pueblo: de los que me acuerdo... la familia Cabello, la familia Rodríguez, los que fueron de los primeros mayordomos... y después fue que el festejo se trajo a La Cruz, aunque no recuerdo el año exacto que se comenzó a hacer con personas de La Cruz”, rememora.

Don Leonardo detalla que es un solo comité el encargado de organizar los festejos cada año, que también se encarga de contratar todo lo necesario para la fiesta, además de repartir las actividades para llevarla a cabo.

Grata convivencia la que se genera en torno a esta fiesta, que para don Leonardo es muy vistosa y llena de “algarabía”.

“La fiesta la hace toda la gente que viene porque hay bastantes personas que no son de aquí, que vienen de visita de los alrededores y es lo que hace que la correteada se vea bonita, aunque no falta los que se llevan uno que otro golpe, pero ahora sí que es por su gusto”, dice.

Se trata de una tradición con la que las nuevas generaciones crecen y que “de alguna forma esos pequeños que ahora corren para escapar de los toros, serán los encargados de mantenerla viva para que siga trascendiendo los años.

“Esto ya es una tradición para nosotros y no se quiere dejar caer porque también ya hay personas que no quieren jalar mucho, empiezan a haber diferencias y ya no jalamos igual, como que ya no creemos, pero bien que mal se ha mantenido la fiesta y esperamos que siga, que esto no paré aquí”, finalizó.

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