En la Terminal de Autobuses de Querétaro ya no cabe ni un alma. Los andenes están a reventar, las filas en taquillas son interminables, y el tráfico para llegar a los módulos es casi desquiciante.
Son los últimos días de vacaciones y cientos de viajeros vuelven a Querétaro, otros cientos salen de la ciudad para volver a sus respectivos estados; sea de entrada o de salida, muchas familias confluyen en la central camionera.
Desde varias cuadras antes de llegar a la terminal, el tránsito vehicular se dificulta, los semáforos parecen eternos, y en los carros vecinos se aprecian maletas, todos van al mismo lugar. Una vez ahí los taxistas no se dan abasto, los pasajeros esperan con boleto en mano a que un carro amarillo vuelva de un servicio y pueda llevarlos hasta su hogar; mientras tanto esperan de pie, en una larga fila india.
Los agentes de tránsito tratan de agilizar el tránsito de vehículos, aunque sin mucho éxito, porque todos se detienen en la entrada a dejar o recoger a sus familiares. El estacionamiento de la central también está lleno, por eso algunos conductores tienen que esperar a que un cajón de desocupe para poder ingresar.
Adentro, el caos es mayor. En los andenes se gritan los destinos y horarios de los camiones próximos a salir. En las salas de espera no hay un sólo asiento libre para descansar las piernas; algunos viajeros se ven tan agotados que descansan sobre sus maletas, otros se sientan en el suelo mientras esperan su horario de salida.
Los trabajadores en taquilla lidian con el mal humor de algunos viajeros que se molestan porque todas las salidas están llenas y se han quedado sin boleto. “¡Te dije mamá que compraras los boletos por internet!, dice una joven al teléfono, “Pues no ya no hay salidas, voy a salir hasta las seis de la tarde y apenas es la una, osea, te dije, te pedí que apartaras mis asientos para que no pasara esto, cada año es lo mismo”, expresa.
Los más precavidos pasan directamente a los andenes, pues llevan su boleto de forma digital y sólo deben mostrarlo en su teléfono móvil.
Los maleteros, al igual que los taxistas no pueden con tanto trabajo, dos manos y dos piernas no parecen suficientes para cargar tanto equipaje, afortunadamente algunas propinas son generosas, otras ni siquiera llegan, pero son gajes del oficio.
“En estas fechas todos los maleteros trabajamos casi sin descanso, preferimos aprovechar el tiempo para mover más equipaje y tener mas propinas, que eso es lo que nos ayuda mucho a nosotros, aunque no siempre se gana bien, es cuestión de suerte, son gajes del oficio, a veces nos va muy bien y a veces no, como sea estamos aquí aprovechando al máximo nuestro tiempo de trabajo”, comenta uno de los maleteros.
Los negocios de comida dentro de la central también están llenos. Todos estos lugares tienen las mesas llenas de comensales, algunos esperan su salida, otros acaban de llegar y esperan que algún familiar pase por ellos, mientras tanto comen deprisa una rebanada de pizza.
En la entrada de la central, algunos conductores ofrecen el servicio de “taxi foráneo”, es decir, hacen viajes a la Ciudad de México, Guanajuato o San Luis Potosí. Ofrecen su servicio a los viajeros, pero no tienen mucha respuesta, parece que la gente desconfía del servicio, aunque cada cierto tiempo un grupo de jóvenes se organiza para viajar juntos y se acercan para negociar con los conductores.
Los cajeros automáticos son como un oasis para algunos turistas, que al no tener dinero en efectivo llegan casi corriendo hasta las máquinas. Y para no perder el espíritu navideño, un árbol de navidad da la bienvenida a algunos y les da la despedida a otros.
Algunos paseantes esperan su salida mientras miran alguno de los programas que se transmiten en las grandes pantallas ancladas a las paredes, otros conectan sus computadoras y se entretienen en internet, otros aprovechan la corriente eléctrica para cargar sus celulares.
Para los trabajadores de la terminal de autobuses, los últimos 15 días han sido de trabajo sin descanso, y a diferencia de otros años, han notado que en esta ocasión la afluencia de viajeros que llegan o salen de Querétaro ha sido constante durante las últimas dos semanas.
“Este año las fechas más importantes como Navidad y Año Nuevo cayeron en martes, lo que hizo que desde dos o tres días antes comenzaremos a recibir a más personas, otros años estas fechas caen en fines de semana y son muy marcados los días en donde la afluencia de pasajeros aumenta, pero este año no fue así”, comenta Leticia González, integrante del personal administrativo.
“Se siente muy padre volver a tu Querétaro después de unos merecidos días de vacaciones, pero de verdad que en estas fechas es un martirio llegar a la central, porque este espacio ya no es suficiente, nosotros tardamos casi una hora en conseguir un taxi, es el problema de cada año, y además están los conductores que traen sus vehículos particulares y que funcionan como taxis ejecutivos pero cobran muy caro, por un recorrido de 60 pesos me ofrecen llevarme por 120 pesos, prácticamente el doble y pues tampoco se trata de eso. Ojalá que esta situación cambie pronto, y que cambie para bien”, comenta Maritza Jiménez, quien vuelve a Querétaro con las pilas recargadas, después de celebrar Navidad y Año Nuevo con sus familiares, quienes radican en uno de los estados vecinos.