Desde que inició la contingencia sanitaria, las sucursales bancarias han limitado el número de personas que ingresan a sus instalaciones, con el fin de evitar contagios.
Sin embargo, lo que parece una buena medida para mantener la sana distancia, es también un verdadero martirio para las decenas de persona que esperan a fuera, a rayo de sol, a que sea su momento de ingresar al banco.
Este escenario se repite todos los días, principalmente en el Jardín Zenea, en el Centro Histórico de la Ciudad, donde varios grupos de personas pasan hasta tres horas formadas, esperando ingresar a alguno de los 4 bancos que se encuentran en la zona.
Una de ellas es María Luisa, que busca reportar un problema con su tarjeta bancaria. Antes de llegar a la sucursal intentó solucionar el problema por teléfono, pero no lo consiguió. Es el segundo día que lo intenta, pues luego de casi una hora de espera, decidió irse a su casa y volver al siguiente día.
“Siempre es lo mismo, es horrible venir al banco, y es peor si tienes que hablar con un ejecutivo. Yo vine a resolver un problema con mi tarjeta, llamé a los teléfonos del banco y me dijeron que tenía que resolverlo directamente en sucursal, vine y estuve formada casi una hora y la fila avanzó muy poco, yo traía a mi niño y la verdad él no aguantó tanto tiempo bajo el sol y mejor nos regresamos”.
“Entonces (ahora) vine sola, vine un poco más temprano, y es lo mismo, a ver cuánto me toca esperar”, comenta molesta la mujer.
La mayoría de los bancos abren entre 8 y 9 de la mañana, durante estas primeras horas del día el número de personas que hacen fila para ingresar es reducido pero conforme pasa el tiempo, la fila se hace más y más larga.
Alrededor de las 12 del día es el peor momento, es sol es casi insoportable. Algunas personas llegan al lugar preparadas con paraguas, sombreros y agua para la espera.
El personal del banco permanece a la entrada de la sucursal, contando de vez en cuando a las personas que esperan en la fila, cada cierto tiempo dejan pasar a un grupo de 10 personas.
“Ya se me hace eterno”, cuenta José Antonio, que por poco logra entrar en el grupo anterior. Él esperó un total de dos horas antes de entrar, y considera que corrió con suerte, por que Luz María comenta a EL UNIVERSAL Querétaro que ella tardó 3 horas y media para ingresar a las instalaciones.
“Yo tuve que realizar un trámite bancario, cuando apenas empezaba esto de la contingencia, y estuve formada de 9 am a 12:30 pm, o sea mas de tres horas, tuve que esperar ese tiempo porque me urgía ese trámite, era un movimiento que sólo podía hacer en ventanilla, así que no tenía opción”.
“Es muy raro que yo venga a alguna sucursal, estoy acostumbrada a hacer casi todos mis movimientos de manera digital, pero en esta ocasión no me fue posible, mala suerte, tuve que venir en el peor momento”, asestó.
Cuando se acerca la hora en la que el banco debe cerrar sus puertas, es decir a las 16 horas, aún hay varias personas formadas esperando su turno para entrar, pero al ver que falta poco tiempo para que el banco cierre, algunos desanimados deciden no esperar ni un minuto más y se salen de la fila.
Aunque las filas de espera son largas, en todas las sucursales bancarias, las personas mayores tienen preferencia en cualquier tipo de banco, ellos pueden pasar sin necesidad de hacer fila, pues al ser parte de uno de los grupos vulnerables, deben reducir el tiempo que están fuera de casa.
Los movimientos para los que se espera menos tiempo es para aquellos que pueden realizarse en los cajeros automáticos, en este sentido las filas son muy cortas; la mayoría de veces ni siquiera existe fila de espera y los clientes pasan sin ningún contratiempo.
A excepción de los días de quincena, porque en esas fechas son los cajeros los que están saturados, presentan fallas en su funcionamiento o tienen largas filas de espera, debido a que son muchas las personas que necesitan retirar dinero en efectivo.
“Entre semana es muy poco común que saturen los cajeros, y menos si no estamos en quincena. Desgraciadamente en días de pago sí se hace un verdadero caos; yo he venido un par de veces en esas situaciones y las colas son larguísimas, además muchos cajeros, por la misma demanda de la gente, dejan de funcionar, se descomponen o se bloquean; a veces hay 4 cajeros pero sólo funciona uno, es frustrante”, comenta un joven.
Ya sea para retirar dinero o para hacer algún trámite con asesor o en ventanilla, las decenas de personas que esperan en las filas usan siempre cubrebocas y tratan de guardar su sana distancia.
En la zona del Jardín Zenea los elementos de seguridad que patrullan el lugar, prestan especial atención a las personas afuera de los bancos, y cada cierto tiempo se acercan para pedirles que respeten las medidas de salubridad.