Mientras que una consulta en un consultorio de una farmacia puede costar entre 20 y 50 pesos, una con un especialista puede llegar a los mil pesos. La diferencia es que uno es médico general que atiende padecimientos sencillos, como una gripe, mientras que otros atienden a personas que padecen enfermedades más serias.
Los pacientes salen del consultorio con una lista larga de medicamentos. La mayoría acuden por malestares menores: gripas, tomas de presión arterial, chequeo de glucosa.
El tiempo de espera entre cada cita es breve. La atención es rápida. En el caso de algunos consultorios de farmacias de cadena, los médicos toman los datos del paciente para abrir un expediente, quizá por protocolo de atención, pues muchas de las personas acuden por una ocasión, por la prisa de ser atendidos, por no querer hacer fila en un hospital público, no querer pedir permiso en su trabajo y pasar un día completo en un médico.
Otras ocasiones lo hacen por economía, tanto el chequeo como las medicinas recetadas son de menor costo, aunque siempre son grandes listas, el precio que se paga por ellos rara vez excede los 400 pesos, una cantidad accesible para la mayoría de los pacientes.
“Pedro” (se ha cambiado el nombre del experto, para proteger la identidad) es médico especialista en un hospital del sector Salud y también ofrece sus servicios en un hospital particular. Divide su tiempo dando consulta en ambos lugares. Señala que la diferencia entre las consultas que se ofrecen en las farmacias y las de hospitales particulares es que en éstos últimos son de especialidades o subespecialidades.
“Esos hospitales están más inclinados a las especialidades o subespecialidades. Entonces una consulta de ese tipo varía desde 500, 600 pesos hasta mil pesos, dependiendo el médico. No es sólamente un precio estándar.
“En cambio, en una farmacia genérica son médicos generales. Ahí están más enfocados en realidad a la venta de medicamentos, no tanto a la consulta médica. Por eso es que la consulta médica cuesta entre 20 y 50 pesos”, asevera el especialista.
“Pedro” apunta que en el caso de los especialistas la inversión que hacen es importante, pues pueden rentar o comprar el consultorio en este tipo de hospitales. Dependiendo de los metros cuadrados, la renta puede variar de los 13 mil hasta 20 mil pesos. Además del equipo que se necesita para brindar las consultas especializadas.
Las farmacias que trabajan en los hospitales son independientes, rentan el espacio también al hospital, por lo que no se tiene ningún compromiso para recetar con ese local. A diferencia de las farmacias genéricas o de cadena que tienen un médico que receta obligadamente las medicinas de esos locales.
“El médico especialista o subespecialista se enfoca en el área donde tienes que trabajar. No tienes un compromiso con un laboratorio. Tienes más capacitación, te avalan muchos años de especialidad, muchos años de subespecialidad, muchos años de práctica hospitalaria. En cambio el otro médico está capacitado en medicina general, está certificado, tiene la capacitación mínima requerida para que pueda diagnosticar o tratar un padecimiento”, abunda.
La paciente llega al consultorio de una farmacia de genéricos. Le molesta un oído por una infección en la garganta. Espera 10 minutos a que el médico termine de atender a otra paciente que está dentro del local.
La mujer sale con su receta en mano y entra a la farmacia que está a un costado, mientras la otra paciente ingresa al consultorio donde es atendida por un doctor que no pasa de los 30 años.
El galeno le pregunta qué tiene y la mujer explica los síntomas. El doctor le revisa los oídos y confirma que los tienen inflamados y una infección por un resfriado. La atención es rápida. El médico lava los oídos de la paciente con agua caliente y extiende una receta médica.
El cobro de la consulta es de 100 pesos. La consulta normal es de 40 pesos, pero el lavado de oídos, así como otros tratamientos tienen un costo diferente.
La mujer sale con su receta que surte inmediatamente en la farmacia que se ubica a un costado del consultorio. Afuera del mismo ya hay dos personas más que esperan consulta médica.
Luego de comprar su tratamiento, consistente en dos antibióticos, un desinflamatorio y un jarabe para la tos, la mujer gastó cerca de 400 pesos, más los 100 pesos de consulta. No más de 500 pesos y todo esto en menos de media hora.
Si la mujer hubiera ido a una institución del sector salud o un médico en una clínica particular, el tiempo invertido hubiera sido de toda la mañana, y el gasto probablemente hubiera sido mayor.
El doctor “Pedro” agrega que los médicos en las farmacias de genéricos ayudan a los pacientes a acudir de manera pronta a recibir atención médica, pues el sector público siempre está saturado y hay muchas personas que acuden a consulta.
Para muchos ciudadanos representa una ayuda, para recibir atención inmediata y continuar con su rutina diaria.