Un hombre avanza rápidamente por la calle 5 de Mayo. Sus pasos son largos. Lleva puesto sombrero y paliacate, carga un morral y un banco plegable. Dirige sus pasos hacia el templo de la Congregación, para unirse a los miles de hombres que inician la víspera su peregrinar desde la ciudad de Querétaro hacia la Basílica de Guadalupe.
La madrugada fresca cobija a los peregrinos, estimados en alrededor de dos mil, se dan cita en el templo de la Congregación, donde participan de la misa de buen viaje y reciben la bendición de obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez.
Las calles aledañas al templo permanecen cerradas a los pocos vehículos que circulan en la zona. La mayoría de los automóviles que circulan son los de los cuerpos de emergencia y seguridad, como las patrullas de las policías Estatal y Municipal. También las ambulancias de Protección Civil y Cruz Roja. Los elementos de las corporaciones esperan junto a sus unidades la salida de los peregrinos.
Algunos de los participantes de la caminata buscan alguna tienda de conveniencia abierta, para hacer alguna compra de último minuto, pero antes de las cinco de la madrugada no hay muchos comercios abiertos.
Los únicos que venden algo, son los comerciantes ambulantes que ofrecen lámparas, pilas, sombreros e impermeables a los peregrinos.
Afuera del templo se concentran quienes no cupieron dentro del mismo. Desde ahí escuchan la eucaristía y reciben la bendición. Poco antes de las cinco de la mañana, el obispo Armendáriz Jiménez sale con el Santísimo, que coloca en un remolque que guiará el camino de los fieles, que se acomodan de acuerdo a las columnas en las que peregrinarán.
La peregrinación da inicio, hombres, mujeres y niños comienzan la caminata, una semana de travesía es el tiempo que pronostican para arribar al altar de la Virgen de Guadalupe, en la Ciudad de México.
Por los altavoces se les invita a dar inicio a las oraciones, a caminar con alegría, participar en los cánticos. Caminan lentamente. Esperan que todos los autos de seguridad avancen delante de ellos.
Contrario al día anterior, cuando las mujeres salieron y fueron despedidas por sus familiares, en esta ocasión son pocas las familias que despiden a sus peregrinos. Quienes así lo hacen, se abrazan, se “echan” la bendición, se desean buen viaje, suerte y que Dios los acompañe.
La columna de peregrinos avanza da inicio a su camino por Pasteur. Al llegar a Independencia enfilan La Cruz. Los hombres son acompañados en estos primeros momentos por el obispo Armendáriz Jiménez, quien camina al frente, acompañado por una decena de sacerdotes.
Es la edición 129 de la peregrinación de la Diócesis de Querétaro al santuario guadalupano. Además se enmarca en el año jubilar mariano, pues se cumple 50 años de que la virgen de los Dolores de Soriana fuera elevada a Patrona de la diócesis.
Los hombres pasan frente a La Cruz, uno de los templos más emblemáticos y queridos por los fieles queretanos. Se persignan, se quitan el sombrero y siguen caminando. Los hombres avanzan para tomar avenida Zaragoza, donde se forma un ligero congestionamiento vial, pues los autos deben esperar a que la columna de los peregrinos abandonen la vía, para caminar rumbo a Ejército Republicano.
Caminan aún en la oscuridad, todavía no amanece. Para los peregrinos esta será su rutina hasta el 28 de julio, cuando termina la peregrinación, fecha en la que se tiene estimado arriben todos los peregrinos.
Los caminantes toman avenida Constituyentes, para luego salir de la ciudad, enfilar hacia la carretera, donde la columna avanza. Lo hacen por el camino viejo. En la Cuesta China, a donde se unen los peregrinos que vienen de la sierra de Guanajuato.
Los recién llegados se suman a los peregrinos que cantan y se animan unos a otros para seguir adelante, pues apenas comienzan sus pasos.
En la primera jornada se tiene contemplado que recorran 32 kilómetros, equivalentes a 39 mil 40 pasos. Durante el día hacen algunas escalas. La primera, a las 8:00 horas, en La Noria, donde celebran una misa.
Horas después descansan y almuerzan en El Colorado, donde también llevan a cabo otros servicios religiosos.
Por la tarde llegan a Pedro Escobedo, donde pasan la noche, y continuar el lunes rumbo al municipio de San Juan del Río. El lunes recorrerán 21 kilómetros, equivalentes a 25 mil 620 pasos.
Para el martes se estima que las columnas que salieron de la Sierra Gorda, que ya cumplen una semana de viaje, se encuentren con los peregrinos de la ciudad de Querétaro, para hacer el resto del viaje juntos, y entrar en bloque a la Ciudad de México y a la Basílica de Guadalupe.
La oscuridad desaparece poco a poco. El día clarea y con él los peregrinos avanzan hacia su destino. Guardan sus lámparas, se quitan las chamarras, las guardan en las mochilas, se colocan sus sombreros y caminan en el acotamiento de la carretera, escoltados por policías y paramédicos, que también forman parte de la peregrinación, aunque a su modo.