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La lluvia sorprende a los queretanos el 5 de febrero, fecha importante para la ciudad y el país. Las calles presentan encharcamientos, hay accidentes viales y, por desgracia, una persona pierde la vida en un dren cercano a la Terminal de Autobuses de Querétaro (TAQ).
Los queretanos despertaron en una ciudad lluviosa. Desde el martes por la tarde-noche la lluvia y el viento dejó afectaciones en algunos municipios. En la ciudad el tránsito fue lento.
Vialidades como el anillo vial Fray Junípero Serra registraron tránsito lento y atascos viales. Un camión de pasajeros, en la bajada de la vía terminó en un dren, por el asfalto resbaloso y en peso de la unidad.
Los automovilistas tuvieron que conducir con mayor precaución y, en muchos casos, resignarse a llegar tarde a la escuela o sus trabajos, pues a la acostumbrada carga vial de las avenidas queretanas, se sumó la circulación lenta por el asfalto mojado. No faltó el conductor temerario que, aun con las condiciones húmedas, se atrevía a acelerar un poco más, rebasando por la derecha y cambiando de carril sin precaución.
Los niños llegan a las escuelas bien abrigados y cubiertos con paraguas, cuando los padres tuvieron el tiempo por la mañana de buscar uno. En otros casos, no queda más que acelerar el paso para evitar las gotas de lluvia que con las temperaturas bajas se sienten aún más frías.
Las maestras no hacen esperar a los menores que llegan. Los pasan de inmediato a los salones de clases. Los padres se marchan presurosos, para tratar de llegar lo más puntual a sus trabajos o negocios.
Vialidades como Bernardo Quintana o 5 de Febrero avanzan lentamente. En algunas partes la presencia de charcos obliga a reducir la velocidad.
En las orillas de la ciudad algunos edificios parecen apariciones. Están rodeados de neblina. Sus siluetas se pierden, al igual que el cerro El Cimatario, oculta tras la bruma, al igual que El Tángano, cuya parte más alta permanece oculta.
No lejos de ese sitio, en un dren en las inmediaciones de la TAQ, se presenta una tragedia: localizan el cuerpo de un hombre dentro del canal. Los cuerpos de emergencias trabajan en el lugar para sacar el cadáver de la infortunada persona que perdió la vida.
La circulación en la salida de Bernardo Quintana a la autopista México-Querétaro permanece cerrada durante el tiempo que duran las maniobras de las autoridades. Luego, se abre y los vehículos avanzan lentamente.
La lluvia no cesa en la ciudad de Querétaro. Disminuye de intensidad, pero sigue cayendo. La temperatura se mantiene fría. Es un día poco común para los inviernos queretanos que suelen ser secos.
Temprano, en la avenida Fray Luis de León los escurrimientos hacen complicada la circulación.
Algunas coladeras colapsan y dejan salir las aguas. Hay encharcamientos frente el Congreso local y el Poder Judicial de la Federación. El agua arrastra pequeñas piedras que ruedan por la carpeta asfáltica.
Las personas que van a esos edificios cruzan en la menor oportunidad, aunque no esté el semáforo en rojo. Les urge llegar a sitio seco y abrigador.
La escena se repite en otros puntos de la ciudad. Sobre Ejército Republicano un gran encharcamiento llega al nivel de banqueta, pero las olas de los autos cuando pasan las elevan, mojando los pies de los transeúntes.
Algunos conductores, quizá por descuido pasan por los encharcamientos rápidamente, mojando a las personas en la acera, quienes mojados y fríos, lanzan insultos a los conductores. “Falta de empatía”, dice una mujer.
En el barrio de Hércules no hay inundaciones ni encharcamientos, pero las aguas del río Querétaro se ven inusualmente altas para esta época del año.
Cerca de ahí, en la colonia Álamos, los encharcamientos en las calles, principalmente en donde hay topes, son notorios. Los conductores avanzan con precaución ante la posibilidad de que abajo pudiera existir algún bache.
Las lluvias y la temperatura siguen buena parte del día. Al mediodía, cuando se lleva a cabo la ceremonia para conmemorar el 103 aniversario de la Promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos una llovizna ligera cae sobre el primer cuadro de la ciudad, que permanece cerrado al tránsito vehicular, de por sí cargado.
La llovizna en algunos lugares arrecia. Pese a la constante lluvia por horas, los drenes de la ciudad funcionan de manera adecuada, conservando niveles bajos. No existen riesgos.
El clima también trae beneficios a algunos negocios. Las cafeterías reportan buenas ventas y lucen con más mesas ocupadas.
Quienes sufren más son aquellos esperan el transporte público en las calles. Tienen que esperar más el paso de las unidades, las cuales sufren retrasos por el tránsito lento.
La gente se aglomera en las paradas. Meten las manos en los bolsillos de las chamarras o pantalones, mientras miran a lo lejos, esperando ver al camión que los llevará a su destino.
Los motociclistas dedicados al reparto de comida — a través de alguna aplicación— llevan trajes impermeables, al igual que las cajas donde transportan los pedidos. Su labor se vuelve aún más riesgosa por el peligro de sufrir una caída por el asfalto húmedo y resbaladizo.
La rutina de la ciudad vuelve un poco a la normalidad, por la tarde, cuando el cielo se abre ligeramente y el sol aparece por algunos momentos, aunque el frío sigue y quedan charcos decorando las calles queretanas.