Xóchitl Reyes García viene de Chiapas. prepara el chocolate como lo hacían sus ancestros, con agua. “Los españoles ya le pusieron leche, pero es con agua”, dice la mujer quien viajó desde su estado para estar en este festival del chocolate en el Museo de Arte Sacro.
La mujer conversa mientras bate el chocolate en un recipiente. Dice que viene desde el municipio de Tuxtla Chico, Chiapas. “Nosotros traemos café y chocolate orgánico de nuestro estado. Manejamos el chocolate amargo, que es 100% cacao; el semiamargo, con 80% de cacao y 20% de azúcar. El tradicional que se prepara con chocolate de molinillo, totalmente artesanal, hecho a mano. Traemos también variedades derivadas del cacao, como son nuestras tradicionales bebidas prehispánicas, como el pozol de cacao, el taxcalate, que lleva maíz, cacao y axiote”, apunta.
Desde la entrada el Museo de Arte Sacro se respira el olor a chocolate. Las diferentes formas de preparar el grano originario de México se muestra aquí. Desde los chocolates llamado gourmet, hasta la preparaciones más sencillas que usaban las abuelas para hacer las ollas de chocolate que se acompañarían con conchas, cuernitos y otros panes de la cocina mexicana.
Los expositores muestran a los visitantes sus productos. Reciben a un par de jóvenes a quienes ofrecen helado de chocolate en palitos de madera. Una prueba que muy pocos se atreven a rechazar.
Xochitl se ubica entre los primeros stands. Sus productos llaman la atención. La sola palabra Chiapas, junto con la idea del chocolate, es irresistible. No es para menos. En recipiente de vidrio está el pozol de cacao. En otro está el taxcalate, otra de las bebidas tradicionales de Chiapas, aunque un poco menos conocida que el pozol.
Un grupo de visitantes se siente atraído por los productos. Eligen probar una bebida. Mientras les preparan la bebida miran la variedad de productos hechos con cacao y café. Una mezcla difícil de ignorar para quienes gustan de ambos granos.
“Tenemos también el cacao garapiñado con miel de abeja, cacao tostado, cacao crudo y los mazapanes de cacao y café. Traemos el cacao cubierto con chocolate, el café cubierto con chocolate, y el café orgánico 100% libre de altura, molido y en grano”, explica.
Comenta que para participar en este evento les mandan la invitación vía correo electrónico para saber si les costea el viaje hasta Querétaro, hacen el trámite y hacen el pago requerido.
Apunta que ha habido festivales que han sido muy buenos, aunque en otros, por la situación económica del país, a veces no lo son tanto.
Indica que llevan casi 25 años dedicados a la venta de productos de cacao y café y antes vendían mucho más. Ahora hay mucho más competencia y la economía no es tan buena.
Dice que en su comunidad se produce el cacao y el café, donde la mayoría de los campesinos se dedican a estos dos productos. Por ello decidieron ponerles una marca a sus productos, desde la materia prima al producto terminado.
“Nosotros quisimos seguir con este proyecto, no sólamente mandado la materia prima, el cacao a otros países, o que lo compren los coyotes, sino que nosotros mismos transformar nuestra materia prima. Le ganamos un poco más y ahora nosotros andamos en los festivales, eventos en varios estados de la República. En ocasiones hemos salido del país y gracias a Dios hemos vendido muy bien nuestros productos de chocolate, de un cacao criollo de Chiapas. Hemos estado en Perú, Costa Rica, Guatemala, conviviendo y compartiendo experiencias”, asevera.
Xochitl dice que el chocolate tradicional se prepara con agua, puede llevar o no azúcar, aunque subraya que lo original es en agua, como lo bebían los ancestros. Ya a la llegada de los españoles ellos le pusieron leche, azúcar y otras mezclas que actualmente se ofrecen.
“Nosotros como productores únicamente manejamos el chocolate amargo, semiamargo y tradicional. No nos metemos con mezclas para no entrar en controversias y ofrecer un producto natural, totalmente artesanal y de buena calidad a nuestros consumidores, tanto nacionales como internacionales”.
Querétaro también está presente con cacao serrano y en cuyo empaque está la muñeca Lele.
Casi de salida, los visitantes hacen escala en el stand de Jorge Alberto Noriega, quien en una cazuela bate chocolate con agua. Viene desde Cholula, Puebla. Dice que es una bebida tradicional ancestral, cuya receta secreta pertenece a su familia.
Mientras bate la bebida en la cazuela ofrece una “probadita”. El sabor semiamargo y un tanto pastoso se queda en el paladar de quien la prueba.
Dice que es similar al pozol y al taxcalate, sólo que cambia la preparación, el nombre y el estado.
Es cacao, maíz, canela, azúcar, hielo y agua, explica Jorge mientras no para de mover la bebida. Una persona se acerca atraída por el olor que desprende la mezcla. Decide probar la preparación que se sirve fría. Refresca la garganta de quien la prueba. Es una bebida ancestral que llega al siglo XXI gracias a quienes conservan las tradiciones y se hacen más conocidas gracias a eventos que reúnen a los productores y a los fanáticos del cacao.