Cerca de cinco mil trabajadores de diferentes organizaciones sindicales marcharon este 1 de mayo por el primer cuadro de la capital.
Además de la participación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), una de las organizaciones más numerosas que se manifestó ayer es el sindicato de salud, el cual pidió la renuncia del secretario estatal del ramo, Julio César Ramírez. También solicitaron audiencia con el gobernador Francisco Domínguez.
En la marcha se observó a un grupo de la comunidad LGBT que exigió inclusión laboral.
Uno de los momentos más coloridos se dio cuando el contingente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud gritaron "Fabiola, Fabiola" —en referencia a la secretaria de la Sección 32, Fabiola Cárdenas Díaz Barriga—, en Plaza de Armas, donde concluye el desfile-marcha.
Ahí, luego de recorrer las calles solitarias del primer cuadro capitalino, los trabajadores hicieron un mitin, cuyos oradores pidieron derechos para la clase obrera, mejores condiciones de trabajo y justicia por parte de la cuarta transformación.
La cita fue muy temprano en las inmediaciones de la Alameda Hidalgo. Los casi 5 mil trabajadores iniciaron, alrededor de las 8 de la mañana, su marcha, desfile, movilización.
Fueron 13 organizaciones gremiales las que marcharon por el centro de la ciudad. Los sindicatos del sector salud, telefonistas, Kostal, maestros, entre los más representativos de aquellos que salieron a tomar las calles, como tradicionalmente se ha hecho, aunque en esta ocasión no hubo mantas con los “Gracias, señor presidente”, o “Gracias, Lic. Gobernador”. En esta ocasión hubo reclamos, peticiones de renuncias; contingentes que sólo llegaron a Plaza de Armas, se apresuraron a pasar lista, tomarse una foto grupal, o una selfie, y se retiraron de sitio.
En el templete, luego de que llegan los primeros grupos, comienzan los discursos, las arengas y las peticiones a las autoridades. Diferentes oradores hacen uso del micrófono, para defender los derechos de los trabajadores y poner énfasis en lo que hace falta. Pese a que los oradores son presentados, los gritos de “Fabiola, Fabiola”, no dejan a la maestra de ceremonias continuar con la presentación de los mismos.
Mientras los líderes de los diferentes gremios hablan de la problemática de sus agremiados, los trabajadores pasean de un lado a otro. Sólo algunos aguantan a pie firme; muchos buscan un lugar para sentarse, descansar por unos minutos luego de la caminata.
María Luna Martínez, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación para Adultos (SNTEA), sección 22 Querétaro, saluda a los presentes, pero también a los ausentes: a las autoridades estatales.
Dice que se reúnen “para no olvidar la lucha por la reducción de la jornada laboral, por salarios dignos y mejores condiciones de trabajo, mismas que se dieron en un ambiente de represión, asesinatos, y detenciones”.
Durante el mitin se reparten volantes entre los presentes, donde se explica por qué exigen la separación de su encargo del secretario de Salud estatal, Julio César Ramírez Argüello, por las acusaciones que hizo en días pasados, en las cuales acusó a los trabajadores de “robo hormiga de medicamentos e insumos”. Exigen el cese “inmediato” del “nefasto” funcionario, dice el volante.
Entre discurso y discurso, las arengas de “Fuera, Julio”, refiriéndose al funcionario se hacen presentes. Los discursos oficiales terminan. Los trabajadores del sector salud siguen pidiendo a Cárdenas Díaz. “Se ve, se siente, Fabiola está presente”, gritan sus agremiados, mientras en el sonido local se escucha una música de fondo, pues los micrófonos se desconectaron y los empleados encargados del equipo de sonido comienzan a recoger las bocinas.
La lideresa sindical toma un megáfono y con él dirige un mensaje a sus agremiados.
Dice que si ya se dio el cese de un secretario, el del Trabajo, aunque no lo menciona por su nombre, podría darse un segundo despido.
Luego, Cárdenas Díaz Barriga, entrevistada por los medios de comunicación, acusa al secretario de Salud de hacer cambios arbitrarios del personal y no querer dialogar: “hoy tenemos autoridades que quieren pisotear a los trabajadores. Los amenazan si los ven aquí, manifestándose; les prohíben la libertad de expresión”.
“No somos sus enemigos; somos sus aliados. Somos los miles de trabajadores que dan la cara en la atención médica que trabajan en condiciones deficientes”, agrega.
Afirma que no le dieron la palabra por cuestión de la organización que desconoce, a pesar de que sus agremiados pedían que tomara el micrófono.
Después, los trabajadores se retiran de Plaza de Armas, dejando atrás la manifestación del Día del Trabajo, donde no hubo representación gubernamental.