Madrid, España.-
Amanece la capital española con resultados disparados en la curva de crecimiento de infecciones en los ciudadanos. Las estadísticas muestran más de 22 mil casos de Covid-19 están registrados como positivos, un poco más de mil personas han perdido la vida por culpa de esta crisis sanitaria.
En las calles se pueden observar varios sectores laborales: los trabajadores de la construcción, repartidores de comida, personal de farmacias y tiendas de alimentación, estas últimas con una nueva medida en la cual se debe hacer una fila con una distancia de mínimo un metro entre compradores para acceder a hacer sus compras, y en varios artículos la compra es limitada, siendo los geles y el papel de baño de los artículos más demandados.
Los hospitales y el sector sanitario han reconocido que atravesan un fin de semana difícil, las clínicas y hospitales no dan abasto, se ha pedido ayuda a otros países para acceder a respiradores y material de protección respiratoria. Cada día a las 20 horas se les dedica un aplauso a quienes están dejando la piel y luchando por salvar vidas y llevar armonía en la cuarentena.
Es el séptimo día de confinamiento obligatorio, con altas multas en la calle para quienes no van a hacer compras; a pasear al perro o ayudar a adultos mayores con el desafío. Lavarse las manos, no salir a la calle, desinfectar todo, se está convirtiendo en nuevas costumbres de vida.
Los medios de comunicación no dejan de brindar información y pedir que se acaten las reglas de la cuarentena. Aun no alcanzamos la punta de la curva de contagios y la gente comienza a digerir que en una semana esto no habrá terminado.
Seguir rutinas, buscar actividades para disfrutar en casa ahora es una obligación. Es el primer fin de semana y las acciones altruistas y solidarias entre vecinos son unas de las armas mas poderosas de esta difícil prueba.
Una lección en donde estamos aprendiendo a vivir con lo justo, sin prisas, comiendo sano, acercándonos a la familia gracias la tecnología. En España no supimos escuchar a tiempo a la gente en China, no hicimos suficientemente caso a los vecinos italianos, por eso es momento que Latinoamérica escuche y tome en serio el mensaje: el coronavirus es real.
La gente está muriendo y nunca se ha dicho mejor: “está en nuestras manos parar esta pandemia”. Pensar en los otros, gozar de nuestra salud sin olvidar que podemos ser portadores y que podemos infectar a otros, pensar que, si no lo hacemos, esta crisis sanitaria puede durar más de lo que las personas podemos aguantar encerradas, tomarnos en serio la vida y ahora más que nunca aprender a disfrutarla.